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La verdad es que, aunque nublados por sandeces y calumnias políticas, en corto lapso los tolimenses viviremos dos momentos de la verdad que decidirán el futuro de Colombia y en particular del Tolima y por ello debemos creer que el tiempo actual debe ser de análisis histórico, de compromiso, de crítica y autocrítica y de diálogos estructurados, pues decidimos el futuro mismo de millones de personas, esencialmente jóvenes, primeras víctimas de tanta estupidez, decrepitud mental y mezquindad juntas.
Sí, tenemos que decidir y por ello conviene aceptar que la lógica debe motivar la intrínseca o personal decisión el próximo 29 de mayo y que ésta radica en lo evidente y lo innegable y ello, recordémoslo, es la pobreza y la miseria crecientes; el desempleo; la concentración de la riqueza (en especial la tierra productiva); la inseguridad; el daño ambiental; el racismo y el clasismo; la corrupción galopante; el desplazamiento forzado; el abandono del campo; la violencia; las migraciones; el centralismo leonino y la vergonzosa politiquería que impiden construir progreso en las regiones. Largo sería el listado completo de desdichas que todos o casi todos, sufrimos en lo personal, lo familiar y en todo el entramado social.
Otra lógica, también innegable, dice que el remedio a todos los problemas sociales pasa por la política disruptiva o el pensar y obrar político opuesto a las ideas y prácticas que a lo largo del tiempo causaron o encubrieron aquellos males y que, por ello, las elecciones son ocasión única para que el ciudadano consciente, y de suyo sufriente o doliente de tantos problemas, decida sumarse al anhelado quiebre histórico que abrirá una nueva era para Colombia y sus regiones, era guiada por el espíritu antropocéntrico o social opuesto al sistema desarrollista, caudillista, clientelista, corrupto, feudal, entreguista, excluyente (faltan adjetivos) causante del desastre socioeconómico y de tirrias que enemistan y dividen a los colombianos.
La lógica diría entonces que más del 80% de los ciudadanos optarían por el cambio, pues la disyuntiva está entre encubrir el mal vivir o aupar la prosperidad, pero a esa lógica se opone el oscurantismo y por ello cito frases de D. Carnegie y otros: “al tratar con la gente, recuerda que no estás tratando con criaturas de lógica sino con criaturas de emoción”; contra la lógica no hay armadura como la ignorancia”; “el miedo es enemigo de la lógica”. Ello explica tanto maniluvio centrista, irresoluto, quejoso, pusilánime, oportunista y temor bobo.
Un futuro próspero se construye con consciencia social y decisión política basada en razones objetivas y no en miedos infundados. Porque decidiré el futuro de los nuestros y no el futuro de abusadores medievales, en mayo 29 votaré por Gustavo Petro y Francia Márquez.
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