Momentos de la verdad

Alberto Bejarano Ávila

Hoy Colombia está frente a un cruce de caminos que no son optativos para cada quien, pues el camino que decida la mayoría de ciudadanos en mayo 29 es el que todos tendremos que transitar, al menos hasta 2026 y, además, en 2023 el Tolima enfrentará similar encrucijada (de ello diré luego).
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La verdad es que, aunque nublados por sandeces y calumnias políticas, en corto lapso los tolimenses viviremos dos momentos de la verdad que decidirán el futuro de Colombia y en particular del Tolima y por ello debemos creer que el tiempo actual debe ser de análisis histórico, de compromiso, de crítica y autocrítica y de diálogos estructurados, pues decidimos el futuro mismo de millones de personas, esencialmente jóvenes, primeras víctimas de tanta estupidez, decrepitud mental y mezquindad juntas.

Sí, tenemos que decidir y por ello conviene aceptar que la lógica debe motivar la intrínseca o personal decisión el próximo 29 de mayo y que ésta radica en lo evidente y lo innegable y ello, recordémoslo, es la pobreza y la miseria crecientes; el desempleo; la concentración de la riqueza (en especial la tierra productiva); la inseguridad; el daño ambiental; el racismo y el clasismo; la corrupción galopante; el desplazamiento forzado; el abandono del campo; la violencia; las migraciones; el centralismo leonino y la vergonzosa politiquería que impiden construir progreso en las regiones. Largo sería el listado completo de desdichas que todos o casi todos, sufrimos en lo personal, lo familiar y en todo el entramado social.

Otra lógica, también innegable, dice que el remedio a todos los problemas sociales pasa por la política disruptiva o el pensar y obrar político opuesto a las ideas y prácticas que a lo largo del tiempo causaron o encubrieron aquellos males y que, por ello, las elecciones son ocasión única para que el ciudadano consciente, y de suyo sufriente o doliente de tantos problemas, decida sumarse al anhelado quiebre histórico que abrirá una nueva era para Colombia y sus regiones, era guiada por el espíritu antropocéntrico o social opuesto al sistema desarrollista, caudillista, clientelista, corrupto, feudal, entreguista, excluyente (faltan adjetivos) causante del desastre socioeconómico y de tirrias que enemistan y dividen a los colombianos.

La lógica diría entonces que más del 80% de los ciudadanos optarían por el cambio, pues la disyuntiva está entre encubrir el mal vivir o aupar la prosperidad, pero a esa lógica se opone el oscurantismo y por ello cito frases de D. Carnegie y otros: “al tratar con la gente, recuerda que no estás tratando con criaturas de lógica sino con criaturas de emoción”; contra la lógica no hay armadura como la ignorancia”; “el miedo es enemigo de la lógica”. Ello explica tanto maniluvio centrista, irresoluto, quejoso, pusilánime, oportunista y temor bobo.

Un futuro próspero se construye con consciencia social y decisión política basada en razones objetivas y no en miedos infundados. Porque decidiré el futuro de los nuestros y no el futuro de abusadores medievales, en mayo 29 votaré por Gustavo Petro y Francia Márquez.

Alberto Bejarano Ávila

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