Ciudades hermanas

Alberto Bejarano Ávila

Porque debe ser historia conocida por ibaguereños y tolimenses en general, recordaré que, el 2 de mayo del 2013, la Comisión de Hermanamiento de Vitoria-Gasteiz, ciudad capital de la Comunidad Autónoma del País Vasco, España, expresó opinión favorable a la solicitud de hermanamiento hecha por Ibagué, ciudades geopolíticamente distintas, Vitoria con 276 km2 y unos 250 mil habitantes e Ibagué con 1.400 km2 y, tal vez, 600 mil habitantes y, claro está, vasta diferencia en su nivel de desarrollo y calidad de vida. Este hermanamiento, aún vigente y sin duda poco conocido por la opinión pública ibaguereña, entraña una génesis de carácter sociológico que podría aleccionar la formulación de una correcta prospectiva tolimense y de ahí mi breve pero franco recordéis de aquel suceso, no entendido o subvalorado por quienes tienen, pero incumplen, el deber de guiar la construcción de mejor destino para el Tolima.
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En viejo escrito narré que hace más de dos décadas unos ibaguereños, obligados por la falta de oportunidades en su tierra y en busca de mejor futuro, emigraron a Vitoria y allí fundaron la Asociación Colombia-Euskadi (País Vasco), entidad que pronto halló solidaria acogida del Servicio de Cooperación al Desarrollo del Ayuntamiento (municipio) de Vitoria-Gasteiz y que ha permitido realizar múltiples proyectos en beneficio de ibaguereños y habitantes de otros municipios tolimenses. 

Lizardo Rueda y John Freddy Hernández fueron parte de los pioneros de tal asociación, ejemplo para nuestra diáspora y, por parte de Vitoria, evoco el beneplácito de varios alcaldes, a Aitor Gabilondo, exdirector del referido servicio de cooperación, a quien recién Ibagué brindó justo reconocimiento y a Peio López de Munain, exconcejal de Vitoria, como principales gestores del solidario acercamiento entre Vitoria e Ibagué.

En esa relación de cooperación de un municipio maduro y construido a uno inmaduro y por construir, y que aún no halla la vía del progreso, surgió la idea del hermanamiento que, como señalara, puede ser vital para la prospectiva tolimense. Recordemos que en 2012 Vitoria fue elegida Capital Verde Europea y en 2019 Ciudad Verde Global, que ejemplares son su anillo verde, su movilidad urbana (buses y tranvía), su gestión integral del agua, sus centros cívicos, sus centros de investigación y en general el alto nivel de desarrollo social y económico y ello me lleva a juzgar, pues así lo percibí, que en el plano del hermanamiento Ibagué recibió con apatía a varios expertos en aquellos exitosos logros, que varios alcaldes de Ibagué, invitados por Colombia-Euskadi, fueron a Vitoria a pasear y no a encontrar oportunidades y que, hasta hoy, nuestras autoridades ni entienden ni atienden el alcance de ese hermanamiento.

Pasado es pasado y el nuestro no debe ser futuro y por ello revivir ese hermanamiento, obra de nuestra diáspora en Euskadi y que, de quererlo los gobiernos actuales y venideros, podría germinar en otros lugares del mundo, sería decisivo para construir el nuevo Tolima, porque aproximaría experiencias, asesorías, tecnologías, recursos y, en suma, alianzas con regiones progresistas para cualificar nuestras iniciativas, imbuidas de espíritu regionalista,

ALBERTO BEJARANO ÁVILA

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