“… La causa de aquella causa”

Alberto Bejarano Ávila

Que los males pueden curarse hallando sus causas es una lógica tan obvia que resulta pueril. Lo inaudito es que muchos tolimenses nada quieran saber de causas, sino de los problemas en sí mismos (tal vez porque estos pueden ordeñarse con arengas tontas para obtener fotos y votos) y que a quienes se ocupan quijotescamente de la ley de causalidad se les responda con indiferencias o silencios.

“Es más fácil matar a un fantasma que a una realidad” (Virginia Wolf) y, para el examen en cuestión, la realidad es el Tolima pre moderno y estancado y el fantasma la inmarcesible costumbre promesera y su inexplicable aceptación.

Creyendo que la realidad y el fantasma sólo se “matan” con porqués, intentaré explicarlo en palabras de R W Emerson: “La mente se ve impulsada a buscar la causa única de muchos efectos; luego la causa de aquella causa, y otra vez la causa de esa causa, profundizando cada vez más, segura de que llegará a una causa absoluta y suficiente, a una causa que será de todas las causas”. Esta frase pudiera motivar cambios de estructura y método analítico de quienes realmente se preocupan por el destino del Tolima y quiere animar conversaciones inteligentes, pertinentes y concluyentes sobre el qué hacer.

Amplio el enfoque diciendo que desempleo, pobrezas, miseria, inseguridad, emigración del talento, falta de oportunidades, corrupción, exclusión, frustración, raquitismo empresarial, desigualdad, politiquería, deterioro medioambiental, etc., etc., no son problemas a corregir con “paños de agua tibia” o con fastidiosa cháchara electoral, sino reconociendo el contexto territorial donde los problemas se hicieron pandemia, para poder auscultar con pertinencia sus causas más profundas y así plantear una sensata formulación programática y estratégica y una nominación precisa de corresponsabilidades para corregirlos.

El desempleo es ejemplo de cómo en la parodia política un problema aviva oportunismos y no preocupaciones, pues con ligereza y vaguedad, prometen planes de choque contra el desempleo, inversión externa, bolsas de empleo, es decir, lo de siempre. Ejemplo abreviado de ley de causalidad sería: la causa del desempleo es la falta de puestos de trabajo, de éstos, la falta de empresas, de éstas, la falta de iniciativas, de éstas, la falta de emprendedores, de éstos, la falta de conciencia, de ésta, la colonización intelectual, de ésta, la falta de identidad y carácter (que sería “la causa de todas las causas”). El corolario diría que el desempleo se vence rehaciendo la identidad y el carácter tolimense y no con promesas vagas y necias.

Nuestra tozuda realidad nace de la insana tozudez de pensar, decir y hacer lo mismo (como Sísifo) por, digamos, setenta años y, como pinta la cosa, eso haremos por setenta años más, salvo que un nuevo y disruptivo centro de pensamiento trace una hoja de ruta para Tolima.

Un axioma de Carlo Cattaneo diría por qué algunos somos porfiados en nuestras ideas: “Los pueblos que se hacen pequeños en su pensamiento se hacen débiles en sus obras”.

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