Un difícil panorama

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

Indudablemente, uno de los aspectos que llama la atención desde la semana pasada –y debe ser objeto y centro de debate permanente-, es el resultado del Índice de Competitividad por Ciudades 2022 (ICC-22), en el cual, Ibagué, descendió dos posiciones frente al año 2021, quedando en el puesto 11 con un puntaje de 5,58 sobre 10 puntos. Un panorama bien complejo para la ciudad si leemos –porque así debe ser-, los (malos) resultados arrojados en materia económica durante las últimas dos semanas.
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Por un lado, la ciudad continua en el segundo lugar de desempleo, según la medición entregada por el Departamento Nacional de Estadísticas –DANE- al finalizar septiembre, con un porcentaje de desocupación del 17,5 %, solo detrás de Quibdó que puntea con el 24,7 %, pero, por el otro lado, a esta (negativa) cifra de desempleo, se sumó el resultado de la variación en el Índice de Precios al Consumidor –IPC-, también del mismo DANE, que, para septiembre, Ibagué se ubicó como tercera con el nivel de precios más alto, contribuyendo con el 1,15 %, frente a la variación total nacional que, para el mismo mes de septiembre, fue del 0,93 %. Sin exagerar, es toda una calamidad económica y social por la que está atravesando el municipio y más preocupante aún, la aparente inacción de la administración local, que, como lo dije la semana pasada en este mismo espacio, está muy preocupada por la contratación de estudios y de obras, financiadas, principalmente, con déficit, algo que impacta negativamente el ICC-22 –ya veremos por qué-. Sorprende y preocupa, también, que al interior de la administración no haya quién lidere un plan de choque anticíclico, que permita, cuando menos, minimizar los efectos de esta preocupante realidad.

Dice mucho que, en el ICC-22, el pilar en el cual hubo un mayor descenso es el relacionado con el “Entrono para los Negocios”, pasando del puesto 13 al 17 y el de “Instituciones”, que pasamos del puesto 5º al 8º, donde ambos, son pilares que, como lo son de atractivos, también de disuasorios para la inversión. Todo pasa por la puesta en escena local para generar un clima positivo a quienes vean en la ciudad, las condiciones para desarrollar un modelo de negocio. En el pilar de “Instituciones” donde peor le va a la ciudad es en materia de gestión de recursos –mucho empréstito, mucho ahogo del presupuesto local, para financiar lo que parece ser relevante para la actual administración- y de actualización catastral, este, un problema transversal al principal hecho generador de grandes problemas –la planificación y el modelo de ordenamiento territorial-.

Pero en cuanto al entorno para los negocios, es verdaderamente preocupante el panorama, pues en trámites y especialización empresarial ocupamos el puesto 24 entre 32, en cuanto concentración en el sector secundario (transformación de la materia prima) puesto 25 de 32, la concentración en el sector terciario (servicios) puesto ¡30 de 32! Y, en cuanto a participación de medianas y grandes empresas estamos en el puesto 21 de 32. Entonces, al parecer, las cifras que entregó la Cámara de Comercio de Ibagué, en relación a la creación de nuevas empresas en Ibagué –sobretodo en el sector secundario y terciario- tienen muy poco peso porcentual frente al total nacional, lo cual es negativo y se ve reflejado en el ICC-22.

Dejo, por último, esta reflexión: hay que pensar –y ejecutar- el enfoque territorial del desarrollo.

¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro!

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CAMILO ERNESTO OSSA B.

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