Van a quebrar la USI

César Picón

A la Unidad de Salud de Ibagué -USI-, ni más ni menos la Entidad que se encarga de atender a los usuarios del régimen subsidiado de salud (las personas más vulnerables), le están dando un manejo desastroso que de continuar la llevaría a la quiebra en poco tiempo.
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En los informes publicados en la página de la Entidad se puede leer que, con corte a septiembre del año pasado, se habían comprometido recursos por más de 46.000 millones, sabiendo que apenas habían recaudado 39.300 millones, es decir, sin haberse terminado el año ya llevaban un desequilibrio presupuestal de cerca de 7.000 millones de pesos. 

Los gastos de funcionamiento (corte a septiembre de 2021) se dispararon en 6.247 millones, incrementando un 18% en relación con el mismo periodo del año 2020. Especialmente se elevaron los gastos de personal y adquisición de servicios.

Seguramente cuando publiquen la información de todo el año 2021 se podrá ver una situación financiera aun más oscura. Con lo que hasta ahora se conoce, que se están gastando mucho más de los ingresos que reciben, deben encenderse las alarmas de una posible quiebra del único prestador público de servicios de salud de primer nivel que existe en esta ciudad.

Es inaceptable que los malos manejos estén llevando al acelerado deterioro de una Entidad que venía en franca recuperación y que en los años 2018 y 2019 presentó un saludable comportamiento financiero: a septiembre del año 2019 la USI reportaba utilidades por mas de 2.800 millones de pesos.

No se entiende cómo permiten que se disparen los gastos en una Entidad que, aunque por razones ajenas, ha sufrido una pérdida de alrededor de 40.000 usuarios de las liquidadas Salud Vida y Comparta, que le significó una merma considerable en los ingresos: por esos menos usuarios pasó de recibir 2.300 millones a 1.600 millones mensuales.

El desbordado incremento de los gastos ni siquiera se ve reflejado en mejoras en la prestación de servicios. Mientras que en la Administración anterior se logró la reapertura y funcionamiento de todos los centros de salud en la zona rural, gracias a recursos asegurados mediante Acuerdo municipal, en este Gobierno permanecen cerrados buena parte del tiempo, ya no hay enfermera ni médico permanente para atender a los campesinos, a duras penas ven ir y venir de vez en cuando brigadas de salud y por escasos meses del año una enfermera en los centros de salud. Lamentable retroceso. 

La fusión entre el Hospital San Francisco y la USI que se realizó en el año 2017, logró consolidar una sola entidad pública que prestara servicios de salud de baja complejidad con mayor eficiencia y eliminó la duplicidad de gastos en los que se incurría por tener dos entidades que prácticamente hacían lo mismo. Con todo lo que estamos viendo pareciera que con un poco más de tiempo son capaces de quebrar la empresa. 

La Unidad de Salud de Ibagué es un patrimonio de todos los ibaguereños y hay que defenderla. Sus trabajadores ya alertaron sobre los desmanes que vienen ocurriendo. Corresponde que los organismos de control, los sindicatos, el Concejo y todas las fuerzas a las que les duela la ciudad, se pronuncien y exijan que se tomen medidas drásticas y urgentes que eviten un lamentable desenlace para esta empresa.

César Picón.

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