¿Dónde estaba el Gobierno de la ciudad?

César Picón

En Ibagué nunca se había promocionado un evento de la magnitud del Jamming Festival, por eso, entendiendo que su resultado también comprometía a la ciudad, debió haberse hecho un esfuerzo máximo por ejercer control sobre su organización. Con esta columna no pretendo atribuir la responsabilidad del fracaso a la Alcaldía, es claro que los promotores privados tendrán que responder, pero si quiero llamar la atención sobre la falta de vigilancia del Gobierno de Ibagué sobre un espectáculo de extraordinarias proporciones que convocaba asistentes de todas partes y que no solo serviría para dinamizar la economía local, sino que prometía acreditar la ciudad como un destino viable para grandes eventos.
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Un festival de esas proporciones no se cancela por hechos que ocurren de un día para otro, tuvo que ser la acumulación de varios factores que venían ocurriendo, y eso debió haberlo conocido y advertido la ciudad anfitriona. Si bien se trataba de un evento privado, el Gobierno tiene toda la autoridad para exigir información clara y detallada acerca de un evento masivo que requirió que el Municipio desplegara esfuerzos para garantizar la seguridad y la movilidad. 

Incluso, la Alcaldía de Ibagué se había encargado de publicitar el Jamming en sus redes sociales y en los eventos de carácter nacional en los que hacía presencia el Alcalde o la Secretaria de Cultura. ¿Existió algún comité conjunto entre los organizadores del evento y la Administración Municipal?, ¿Cuántas veces se reunieron y que dicen las actas?, ¿Qué información solicitó el Gobierno de Ibagué a los organizadores del evento para garantizar que todo marchara en debida forma?, ¿Cuántos recursos y qué logística desplegó el Municipio para cubrir las exigencias del evento que no fue?

Si yo presto mi casa para que alguien haga una fiesta lo mínimo es que ponga condiciones claras y que tenga la potestad para acceder a la totalidad de la información. Eso es lo que debió hacer la Administración. Haber advertido a tiempo cualquier situación anómala habría servido para evitar el descalabro económico de tantas empresas y personas que hicieron inversiones y se prepararon para atender a las decenas de miles de asistentes que se esperaban.

 Cabe resaltar la positiva reacción ante la cancelación del evento por parte de muchos que se solidarizaron con las víctimas del fallido Jamming. Destacar el concierto que promovió la Gobernación junto con la Fábrica de Licores, las ferias gastronómicas, los espacios que abrieron entidades como Comfenalco y la Universidad de Ibagué, y las tantas personas que por redes sociales ayudaron a encontrar clientes para los emprendedores afectados. Aun no se conocen cifras, pero seguro el plan B ayudó a mitigar los daños causados. Ojalá todo esto se convierta en una lección aprendida para el presente y los futuros gobiernos de la ciudad.

Pulla: a todas estas, estamos a tres meses del San Juan y todavía no se ha escuchado nada acerca de la celebración de las tradicionales fiestas del folclor. El primer año de la pandemia fue apenas lógico que no se hicieran, el año pasado pasaron de agache, pero ya en el tercer año y con tanto desempleo y afectaciones económicas es más que necesario que se lleve a cabo un festival folclórico con todas las de la Ley. ¡Que viva el San Juan!

 

CÉSAR PICÓN

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