Contra editorial

César Picón

El viernes pasado este periódico publicó la editorial “El justo exhorto del gobernador Orozco”, reforzando las ligeras e irresponsables declaraciones del Gobernador del Tolima quien, en un acto público con las fuerzas armadas, sin ninguna cifra o análisis que soportara sus argumentos, se atrevió a asegurar que Colombia había retrocedido 20 o 30 años en materia de seguridad y que al actual gobierno parece que no le importara la paz. El Gobernador opositor también invito a protestar “pacíficamente” contra el Gobierno Petro.
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Un periódico del prestigio de El Nuevo Dia, debería ser más riguroso a la hora de interpretar las palabras de un mandatario que lanza afirmaciones al aire sin sustento alguno, simplemente refiriéndose a recientes hechos de violencia que, aunque reales, no se apartan del contexto histórico de violencia que precisamente este gobierno pretender superar. 

Las incursiones de grupos ilegales en pueblos apartados, las emboscadas y los asesinatos de miembros de la fuerza pública, desgraciadamente hacen parte del legado de violencia que hemos padecido casi todas las generaciones de colombianos. Querer engañar a la ciudadanía señalando estos hechos como si fueran exclusivos del actual gobierno es desleal y deshonesto. Estudios serios publicados en medios de alcance nacional demuestran que en las primeras del Gobierno Petro el número de miembros de la fuerza pública asesinados disminuyó en el 50% y en 45% los heridos, también la disminución de asesinatos de lideres sociales y firmantes del acuerdo de paz. Esto si es verificable, señor Gobernador.

Creer ingenua o convenientemente que volcar el pueblo contra una política de seguridad distinta a la que ha defendido siempre la extrema derecha, la del “plomo es lo que hay, plomo es lo que viene”, es como querer revisitar los tiempos de la guerra fratricida que solo ha dejado muerte, desplazamiento y victimas por millones.

Este periódico debe interpretar que el Gobernador pretende lavarse las manos frente a las responsabilidades que le asisten como mandatario regional en lo relacionado con la seguridad, convivencia y orden público, pero sobre todo con la atención de las necesidades básicas de la población que, en ultimas, es lo que constituye las bases firmes de un estado de bienestar. La paz no se consigue llamando al enfrentamiento bélico, si fuera así, en los gobiernos uribistas habríamos vivido en el jardín del Edén. Por el contrario, la apuesta de Petro consiste en desmovilizar la guerrilla del ELN con quienes ya se firmó el cese al fuego mientras se avanza en diálogos que permita su total desaparición como grupo armado ilegal. Cambiar la estrategia de lucha contra las drogas para asfixiar la economía de los carteles del narcotráfico: menos erradicación, más incautación. Aliarse con Venezuela para combatir el contrabando, las rutas narcos y otros riesgos de seguridad. 

Por encima de lo anterior, este gobierno está construyendo la paz total con inversión social en los territorios excluidos: agua potable, universidades, tierras para los campesinos, vías comunitarias, renta mínima para las madres en extrema pobreza y seguridad alimentaria. De eso muy poco o nada tiene para acreditar el  gobernador.

Este medio de comunicación regional, tan querido por los tolimenses, debe mantener a toda costa su independencia, rigor y seriedad.

CESAR PICÓN

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