Redimir el Partido Liberal

César Picón

Los resultados del Partido Liberal en el Tolima en las pasadas elecciones no pudieron ser más aleccionadores. Además de la temprana derrota de la Gobernación por cuenta de la inhabilidad que recayó sobre Mauricio Jaramillo, se redujo a 4 el número de alcaldías con aval rojo en el departamento (antes 7), y se perdieron las más importantes en términos de población.
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La representación en Ibagué se redujo a 1 Concejal, mientras que hace 4 años se habían elegido 2 concejales contando el de la lista alterna, y hace 8 años se habían elegido 5 concejales en ambas listas. La representación en la Asamblea permaneció igual (2 diputados), cuando se esperaba que teniendo candidato a la Gobernación las posibilidades fueran mayores, incluso teniendo en cuenta la eventual curul de oposición.

Hay que reflexionar, pero sobre todo actuar. Recuperar la inspiración en estos momentos de crisis, que antes que venir de una persona especifica, la produce la definición de unos objetivos claros de lucha. Nada puede mover más y mejor los sentimientos de la base popular que saber que hay un Partido que está dispuesto a trabajar por cuestiones que ellos valoran. Decretarlos hace parte del dialogo obligatorio que debe darse con las bases y la dirigencia del Partido, apropiarlos mediante un manifiesto institucional y difundirlos para que todos los liberales se comprometan con ellos.

Eso debe ir de la mano de la coherencia. No se le puede pedir a otros que hagan lo que su clase dirigente no. El ejemplo es la base del liderazgo político, por eso cuando el Partido asuma posiciones en torno a los gobiernos regionales y nacional, debe mantenerlas en el tiempo y a toda costa. Nada es más frustrante para las bases que, cuando esperan que del Partido salgan voces altisonantes que denuncien los abusos y exijan el concurso de los gobiernos para lograr los objetivos de los que hablo más arriba, resulten de la noche a la callando frente a arbitrariedades e injusticias, todo por uno que otro beneficio marginal que puedan obtener. Estar en la oposición implica sacrificios y a veces soledad, pero en el mediano y largo plazo puede significar la retoma del poder.

La lucha por los objetivos planteados debe ser de largo aliento, no para ganar una próxima elección. Los cálculos electoreros no solo son odiosos porque con frecuencia dejan por fuera la participación de figuras no contadas electoralmente que podrían resultar siendo una sorpresa, sino que terminan sacrificando la posibilidad de plantear victorias futuras mediante el posicionamiento de liderazgos que, aunque no puedan ganar a la primera, si pueden convertirse en una verdadera inspiración para la colectividad.

La libre competencia debe ser un pilar que incentive la llegada de figuras nuevas y la participación de las existentes. Nada sofoca más que la “pre-selección” de quienes serán elegidos, porque elimina el interés, el entusiasmo y la motivación. Cualquiera que tenga la ilusión de ganar una elección, hará todo cuanto esté a su alcance para perseguir ese fin, quienes no tengan vivo ese sueño, simplemente harán un trámite de mala gana.

Hay todo por hacer y mucho porque luchar. No se trata de ajusticiar a quienes con errores y virtudes han trabajado por el Partido, ni creer que una sola persona puede recuperarlo. Un esfuerzo colectivo, honesto y sostenido, puede dar lugar a la redención del glorioso partido rojo.

César Picón

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