Barrismo social, expresión política juvenil

Columnista Invitado

El sueño de una victoria, cohesiona. Un color, un canto, un himno, un equipo despierta lealtades y adherencias incondicionales. Es factor de identidad que cada uno de estos elementos sirvan para unir personas en un propósito colectivo, la alegría de luchar para intentar ganar.

Sentirnos reconocidos y reconocer al otro es un ejercicio espiritual, porque todos y cada uno de los seres humanos, antiguos, recientes o contemporáneos, llegamos a ser personas gracias al favor del otro: si el otro me determina, me ama, me habla, me promueve. El barrismo social nos permite encontrarnos con el otro.

Ibagué y el Tolima expresan sus simpatías por equipos nacionales y extranjeros, esto a partir del fútbol que es el ejemplo más pedagógico de lo que puede ser el trabajo en equipo. Los propósitos deportivos habrán de desfondar las puertas de la individualidad y habremos de convertirlas en “consignas oficiales”. El barrismo social es la oportunidad de una “educación nueva”, un ejemplo de lo que puede llegar a ser una experiencia innovadora por más modesta que sea.

¡Cómo enaltece la fiesta del fútbol el esfuerzo logístico de una barra organizada! Identifica a un equipo y a sus seguidores; caracteriza una región y una bandera. Ahora, que el barrismo social tenga entre sus filas “muchachos socialmente desamparados” es un diagnóstico que nos compromete con ellos a salir de nuestras comodidades por la recuperación del muchacho callejero. Entonces torneos de barrio, clubes deportivos, competencias y trofeos se convierten en experiencias sociales válidas, a partir de la libertad, el trabajo y un ambiente de ciudad acogedor.

Que se desborde en lo indeseable el barrismo social es responsabilidad nuestra como sociedad. La conflictividad que llega a presentarse es un problema estructural, socio-económico, muy relacionado por lo tanto, con el desempleo, los bajos salarios, la falta espacios culturales, de salud, de deserción escolar, etc.

De esta manera, se llega a detectar fácilmente un nuevo concepto de prevención: sólo un digno nivel de vida que dé a la juventud oportunidades de educación, afecto y empleo, puede impedir la proliferación de barras bravas. Debemos reconocer que como causas próximas del fenómeno social “brava brava” pueden aparecer patologías o ausencia de autoridad de parte de los mayores irresponsables. Porque los desmanes son infecciones de nuestra época, con sus medios de comunicación al servicio de la explotación, con nuestros “criminales de cuello blanco” que nos despojaron de escenarios deportivos. Estas son las causas profundas. Lo que está en la base del problema social del “barra brava” es la enorme indigencia económica y cultural, propia de una sociedad injusta, como la nuestra en Ibagué y el Tolima.

Ahora, se hace necesario que para las discusiones nacionales que desde nuestro Congreso se tengan, el barrismo social vote porque las políticas deben ser escrutadas, que no nos impongan tales políticas, sino que desde las urnas las políticas sean decididas por todos nosotros. Que jamás la tiranía de las minorías se impongan sobre las mayorías hoy reprimidas en Colombia.

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