“Mejor cómprelo como yo”

Columnista Invitado

Hace unos días compartí en mis redes sociales, con el fin de conocer opiniones,  un meme de una conversación entre el ex presidente Pedro Castillo y el presidente Gustavo Petro, en la cual el primero decía: “Voy a disolver el congreso” y Petro le contestaba: “Mejor cómprelo como yo”.
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Las bodegas, por supuesto, no se hicieron esperar y recibí más de un insulto, pero al mismo tiempo, una gran mayoría manifestó que era un reflejo de la realidad. Para ser justos, este meme podría hacerse con cualquiera de los 5 últimos presidentes que han sido cómplices de la corrupción por no haber tenido la voluntad política ni la verraquera de acabar con la mermelada para romper esas cadenas malditas que hacen que el país no prospere.

Acá nos rasgamos la vestiduras criticando a los otros países. Pero,  la pregunta que nos debemos hacer es: ¿cuál es la diferencia entre disolver el congreso de Perú o constituir una bancada aplanadora en el Congreso para que se vote lo que disponga el gobierno de turno a cambio de entidades, puestos, notarias, contratos, embajadas, consulados y posiciones en juntas directivas?. Basta ver las facultades extraordinarias que el Congreso le otorgó al ejecutivo en materia tributaria, o ver a los parlamentarios conservadores, sin vergüenza alguna, entregados al gobierno de izquierda, para concluir que el Congreso en un simple apéndice del ejecutivo. Lo cierto es que cualquiera de las dos situaciones, además de constituirse en delito, son un atentado claro contra la democracia y que, a diferencia de lo que pasa en Perú, ningún presidente colombiano caerá, puesto que la comisión de “absolución” siempre será comprada por el gobierno de turno.

La reforma política tenía como fin democratizar el Estado y mejorar la legitimidad política; pero, desafortunadamente los intereses particulares de los directivos de los partidos y los congresistas, y el apetito del gobierno por convertirse en la mayor fuerza política en las elecciones regionales, primaron sobre dicho fin. El gobierno y su partido lograron que a punta de pupitrazos se esfumara la esperanza del tan prometido cambio en la política, asegurando la relección de los hoy congresistas, la posibilidad de ser ministros en el mismo periodo de su elección, el transfuguismo (que busca la consolidación del partido de gobierno a costa de las otras colectividades) y la puerta giratoria al sector privado, entre otros. Esos mismos congresistas que se negaron a votar por la disminución de su salario y de las vacaciones con el argumento que estarían legislando en causa propia, fueron los que votaron hoy, sin sonrojarse, a favor de todos estos regalos de navidad que el gobierno ferió.

Bien lo dijo la valiente representante Jennifer Pedraza: “La reforma política es un bombazo a la división de poderes y al modelo de frenos y contrapesos; fortalece excesivamente el  presidencialismo; además de cerrar las puertas a las minorías”.

El proyecto político de Petro suponía combatir todas estas prácticas políticas clientelistas; pero en el momento que decidieron mover la línea ética, como lo expresó el designado cónsul en Chile, Sebastián Guanumen, sepultaron cualquier posibilidad de cambio; y a su vez, tendrán que responder a la ciudadanía por haber echado tierra a varias medidas que, con gran esfuerzo y a pesar del mismo congreso, se habían logrado para combatir la corrupción.

Adenda: Y hablando de cómo burlan la separación de poderes en el país, esta semana varios medios de comunicación revelaron el contrato de prestación de servicios que tiene la esposa de Mauricio Lizcano con Roy Barreras en el Congreso, lo que constituye un claro conflicto de interés. ¡Sinvergüenzas!

 

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CRISTINA PLAZAS MICHELSEN

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