Palabras que gritan
La renuncia del Papa cayó como un balde de agua fría. Nadie la esperaba, ni tampoco la sospechaba; y tenía que ser así, pues no se conocía la ocurrencia de un episodio similar en seis siglos. Los mismos Cardenales que lo acompañaban no terminaban de creer y muchos dejaron escapar lágrimas de confusión.