Corazón coraza

Pertenezco a una generación que se salvó por cuestión de un par de tímidos años de la sombra tenebrosa de Pablo Escobar y los días de terror del M-19, entonces la guerra abandonó la ciudad y se internó en lo más profundo de la manigua para quedarse allí, al otro lado de la pantalla del televisor.

Por un sí a Camila

Se llama Camila Abuabara, tiene 24 años y, mientras usted lee esto, ella se aferra a la vida batallando contra una leucemia linfoide aguda en una cama de la Foscal de Bucaramanga. Su cuerpo se encuentra tan inmunosuprimido y ausente de defensas tras una quimioterapia de rescate que sólo puede recibir la visita de una persona a la vez.

De delfines y dinosaurios

Cuando uno termina de leer la última entrevista que el El Espectador le practicó a Horacio Serpa es ineludible que lo invadan dos sensaciones inconfundibles cuando se llega a la última pregunta.

El ojo que todo lo ve

Ser el Estado no es fácil y, aunque parezca todo lo contrario, ni siquiera divertido. Concentrar el poder en pleno de una nación acarrea consigo una avalancha de responsabilidades y expectativas que deben respetarse como ordenan los designios imperativos de la ley, pues ésta es la única forma de contar con la legitimidad suficiente que la ciudadanía exige.

Elemental, mi querido Watson

El agente Watson seguramente nunca pensó que el taxi que tomó aquella taciturna noche bogotana marcaría para nunca jamás el fin de sus días. Uno simplemente no sale de un restaurante, un bar o su casa, aborda uno de estos vehículos y piensa “Aquí voy a morir”, pero siempre está el riesgo latente de una maniobra sorpresa del conductor, un desvío fuera de la rutina.

Corsarios de estado

Gran parte de la fascinante historia de Colombia fue escrita en el mar, durante aquellas épocas febriles cuando grandes empresas náuticas zarparon por las aguas cristalinas del Caribe, cargando mercancías y mercaderes en incesantes viajes de doble vía.

Baldíos & Urrutia

La ley colombiana es un auténtico laberinto de Creta, una apoteósica construcción jurídica de altísima complejidad en la cual es fácil perderse.

Descaro en alta mar

Ser magistrado en Colombia es un oficio de lo más divertido. No hay que rendirle cuentas a nadie; la palabra de uno siempre es la última y hasta se vuelve ley, literalmente.

Ruido de cañones

Finalmente sucedió lo que todos esperábamos: El Presidente notificó por estrado al país sus ganas de reelegirse. Aunque esto no debería sorprender a nadie, todos los mandatarios terminan cediendo ante los cantos de sirena que sólo el poder y los votos pueden entonar.

Un claro manoteo

La última vez que Claro me forzó a dedicarle una columna fue cuando me tuvieron varias semanas en racionamiento de servicios múltiples que yo estaba pagando, atrapado en un vaivén telefónico de empleados no muy competentes que no me solucionaban nada, pero sí eran expertos en colgarme la llamada.