“Partidos: el eslabón perdido de la democracia”

Juan Manuel Galán

La jornada electoral finalizó y ya mucho se ha dicho sobre el nuevo mapa político, sus presuntos ganadores y perdedores. Sin embargo, en un análisis más histórico que coyuntural, más racional que emocional, es necesario reconocer que el gran perdedor de la jornada, siguen siendo los partidos políticos. Hace décadas sufren erosión como institución democrática, y se han convertido en meras maquinarias electorales que deben aliarse en coaliciones cada vez más incoherentes para mantener el poder.

Es representativa la oleada de inscripciones por firmas que se dio en las recientes elecciones; recordemos que 810 candidatos se inscribieron apoyados por firmas de los ciudadanos para participar por una curul en las elecciones de octubre. Esto, evidencia la incapacidad de interpretación en los partidos políticos. De hecho, la reciente encuesta de Cifras y Conceptos de 2014 que entrevistó a cinco mil jóvenes entre 18 y 25 años, arrojó que el 41 por ciento de los encuestados no siente afinidad con ningún partido político; y la última encuesta de Cultura Política realizada por el Dane, encontró que el 37.7 por ciento de los entrevistados confiaba poco en los partidos políticos y el 27.3 por ciento no confiaba nada. Esto, sumado al hecho de que el 47.2 por ciento de la población entrevistada dice que nunca ha votado porque la política es corrupta y el 43.4 por ciento porque los candidatos prometen y no cumplen.

Así, elección tras elección uno ve un proceso de debilitamiento estructural de los partidos políticos. Esto, permanece como una constante histórica que nos obliga a preguntarnos qué podemos hacer para recuperar lo que Larry Diamond llama “el eslabón perdido de la democracia”. Sigue en veremos un proceso de renovación, que traiga nuevas prácticas que recuperen el sentido ético en la política, con nuevos líderes así como crear una cultura de “uso de buen retiro” en la política colombiana por parte de algunos que en ocasiones taponan la necesaria renovación generacional. Deben surgir nuevas generaciones de jóvenes, con nuevas interpretaciones y formas de representar a sus electores, sintonizados con las causas sociales liberales modernas como la defensa de los derechos de los animales.

En conclusión, es necesario fortalecer los mecanismos de democracia interna y renovar los liderazgos públicos para así, lograr mayor sintonía con el electorado; ese electorado que se está sintiendo cada vez más ajeno a los intereses partidistas y cada vez más cercano a candidatos independientes que se presenten incluso como anti políticos.

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