Con pasado y sin futuro

Cuarenta y cinco años asociados para alegrar ibaguereños y turistas y divulgar una buena imagen de Ibagué merecen reconocimiento a la Coral ciudad Musical, agrupación que según Carlos Enrique Uribe, uno de sus fundadores, se inició a gestar en el Grill Serenata de Los Sureños.

En la carrera segunda con calle 19, junto a la caseta de taxis y frente al abandonado Monumento a la Bandera cuya inauguración incluyó la aparición en el horizonte del Cañón del Combeima de una nave que volaba haciendo cambios repentinos de dirección – que muchos consideraron extra terrestre – y obligó a una interrupción del discurso de Adriano Tribín.

Cuando se llega a la coral y se escucha cantar a Carlos Enrique Uribe, el fundador que sigue como un roble, se siente la tentación de jalarle al recuerdo de quienes han aportado a nuestra música popular: Fulgencio García, Milciades Garavito, Pedro J. Ramos, Cantalicio Rojas, Enrique Aragón Farkas, Jorge Humberto Jiménez, Gonzalo Sánchez, Augusto Cervera y una lista interminable de músicos populares que con alumnos y exalumnos del Conservatorio llevan el mensaje musical de esta tierra por el mundo.

Muchos recuerdos y admiración que incluyen al pianista Óscar Buenaventura ahora irrespetado por un personaje en mora de escribir sobre su temporada en la universidad de la décima y de los delitos de sus amos y pontífices culturales. Recuerdos que no impiden pensar en un futuro amenazado por la megaminería y el crimen.

El reciente asesinato del líder de la oposición al ingreso de Anglogold a Cajamarca, César García Moreno es un mensaje ya entendido por algunos habitantes del municipio que hablan del “blanco es, frito se come y la gallina lo pone “, algo que obliga a la unidad de los tolimenses para protestar y exigir se investigue el crimen, que no se vuelva a la moda del tapen tapen que impusó en la Fiscalía Luis Camilo Osorio para favorecer la impunidad de los delitos de los paracos y sus patrocinadores, que no pase lo de las condecoraciones por los asesinatos de campesinos en el Cañón de Anaime hace pocos años y toda esa racha de descuartizados con motosierras bendecidas por los parapolíticos a quienes la cana y los prontuarios les dan más prestigio y poder, prestigio y poder que obliga calle de honor a sus portadores en despachos públicos y lavanderías de sus empresas y asociados.

Claro que todo seguirá lo mismo o empeorará si usted sigue sin pensar y sin actuar en el futuro de su familia, del Tolima, del país y de los colombianos.

Credito
HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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