Voto con lógica

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Víctima de la violencia desde antes de nacer. El 24 de junio de 1917 fue asesinado un tío abuelo en un pueblo del Norte del Tolima. Otro tío abuelo fue apuñalado un día de elecciones. Mi casa materna fue abaleada varias veces por asuntos políticos. Mi taita fue asesinado por vainas políticas y por haber denunciado hechos de corrupción. Un hermano fue asesinado en otro departamento y el que le seguía murió al recibir la noticia. El tío querido de la familia, líder político y campesino de Santa Chava y mamagallista de tiempo completo, fue asesinado por oponerse a la eliminación de unos liberales y por denunciar abigeos.

Un día de mercado en mi pueblo, yo tenía los costales en el piso con las verduras que en los ratos libres de la escuela cultivaba en la huerta de mi abuelo y que era mi desvare. Al sonar los primeros tiros en la plaza, todos corrimos y cuando regresé a mi puesto de venta, no estaban ni los costales ni las hortalizas y no pude abonarle al sastre para ponerme a estrenar mis pantalones largos.

Otro día, me puse a separar una madera para darla a un desplazado a quien habían regalado un lote para construir la casa pal matrimonio que se acercaba. Varias veces fui a ayudarle a armar el plan para el rancho y con los días nos hicimos muy amigos, tanto que me nombraron padrino de matrimonio, algo que acepté sintiéndome exageradamente orgulloso. En unas vacaciones fui a ayudar al levantamiento de los cadáveres de una masacre entre El Salto y San José. En un canalón había una mujer que tenía su cara sobre un charco de sangre y uno de sus brazos tenía enredada la cabuya con la que amarraba una gallina que brincaba sobre el charco. Cuando le limpiaron la cara, me di cuenta de que era mi ahijada y me puse a arreglar todo para subirla al camión que nos llevaría a Santa Chava.

Realizando un trabajo cultural en Alpujarra, que incluía una investigación sobre arte rupestre, causé molestia a un oscuro personaje que había hecho su capital con las masacres en Aguas Calientes, por unas observaciones sobre la irresponsabilidad de un funcionario de cultura. Esa molestia se manifestó en público con tremenda vaciada. Me limité a responderle con oraciones sin utilizar camándula. Una noche se me acercó a la mesa de la tienda un amigo a quien le había conseguido trabajo como guardaespaldas de un profesional que llegó a hacer un contrato con el municipio. Compita, me dijo, vea esta vaina -mostrándome una pistola- que la tengo con munición para frentiar lo que se me ponga. La tengo y lo vine a buscar para no dejarlo joder. Le tienen el viaje para este fin de semana. Es mejor pagar un expreso para Neiva y yo lo acompaño.

El tocar a los violentos tiene sus costos, así se trabaje con cultura, tal como ocurrió con un alcalde de Dolores, amigo de los paracos. Me citó a una reunión con concejales. Me presentó y me felicitó por el trabajo que estaba haciendo con la colaboración de la Alcaldía. Señor alcalde, interrumpí, usted en nada ha colaborado, solo ha mamado gallo y me retiré. Unos meses después, apareció en los medios respaldando a un rector acusado de acoso sexual a unos estudiantes que me colaboraban en el trabajo de Arte Rupestre, lógicamente tomé partido y el gamonal reaccionó con un panfleto, redactado con la ayuda de un ‘profe’ de la UT que va tras mis huellas para descubrir lo descubrido, en el que me acusó hasta de ladrón y que fue distribuido una noche, puerta a puerta por funcionarios del municipio. Uno de estos me citó a una cafetería. Váyase, pero ya, me dijo. Déjeme las llaves y le mando el trasteo. Funcionó el instinto de conservación, como cuando entendí el mensaje de no volver a Valle de San Juan, a insinuación del hoy exconvicto.

¿Cuál será mi respuesta a quien me insinúe votar por los amigos de la guerra? ¡ni por el putas!

Credito
HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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