Nostalgia y esperanza

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Agradable ver la sonrisa y el abrazo fuerte con los que se saludaban los vecinos para sentarse en el piso a beber tinto cerrero y tomarse del pelo antes de iniciar el trabajo. Los martes y los jueves la reunión de vecinos era por la noche con tiples, dulzaina y carrasca para, alrededor del fogón, escuchar música y soltar humor. La tranquilidad y la alegría daban espacio para los paseos familiares, rumbas entre amigos y eventos deportivos con pueblos vecinos. Las votaciones llegaban y pasaban como un par de bobos recién cuadrados.

Después de los escrutinios los ganadores armaban la fiesta a la cual eran invitados los vecinos como ocurrió en Purificación cuando ganó la alcaldía el médico Villegas que con su contendor escucharon los escrutinios y al conocerse los resultados puso, como ganador de la jornada, la orquesta y la bebida para la celebración y la mamadera de gallo con chistes políticos en lo que son maestros Pan de Mija, Roberto, Jorge García y el combo sanjuanero.

Con el tiempo cambian los valores y las costumbres, especialmente cuando no es fuerte el sentido de pertenencia, el amor por la tierra y su gente. Estamos en una época en la cual dejó de existir como saludo mañanero la sonrisa y el abrazo entre vecinos, el buen humor y las celebraciones alegres entre los pueblos amigos por las diferencias entre contendores políticos que más que ideas en favor del pueblo promueven la polarización y obstaculizan la conciliación necesaria para consolidar la paz que es de los colombianos y no patrimonio de un gobierno, un partido o bandas de narcotraficantes.

El país tiene problemas cuya solución requiere el apoyo de todos los colombianos: corrupción, impunidad, injusticia, salud, educación, desempleo, exterminio de indígenas, destrucción del medio ambiente, entre otros. Y la solución es posible si nos unimos para lograrlo, con la alegría que producen los gestos de solidaridad. Caminémosle a la esperanza y revivamos la espiritualidad fortaleciendo lo nuestro. No olvidemos que primeros fuimos hermanos y luego diferentes.

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