La agenda oculta

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Frente al proceso de paz adelantado en La Habana, resulta necesario evidenciar que el Gobierno nacional, maneja dos grandes y definitorias agendas: la pública y la oculta. La pública, con sus informes de avances y discusiones, la presentó hace dos días, aupado por los rumores levantados por la oposición, en el sentido de denunciar que por debajo de la mesa se estaban negociando temas de abierta entrega de soberanía e institucionalidad. El informe, -más de esperanza que de hechos concretos- ha sido avalado favorablemente por la mayoría de las organizaciones políticas, y obvio, duramente cuestionado por el uribismo. Pero falta, la presentación pública de la agenda oculta, que sin ser oficialmente del Gobierno, si debe tenerla debidamente procesada y clasificada, tanto en su diseño como en la eventual agenda de ejecución.

Ese documento está en manos de los organismos de inteligencia gubernamental, e instituciones ligadas a dichos menesteres, y recoge la agenda de los enemigos del proceso de paz, - aún oculta y desconocida por la opinión pública nacional -la cual también debe ser conocida, así sea fragmentariamente, para efectos de tener una visión integral del futuro del mencionado proceso de negociación. Y no es cualquier agenda: es tenebrosa y supremamente peligrosa para la democracia colombiana.

El hacker Sepúlveda, ya dio algunas puntadas. Mencionó por ejemplo, que el tristemente célebre Rito Alejo, aconsejaba rearmarse de nuevo contra el proceso. No se debe olvidar, que aún con detención preferencial, el funesto personaje todavía cuenta con buenos contactos en varios círculos prestantes del poder nacional. Varios Jefes paramilitares, han pedido ser escuchados en los diálogos de La Habana y ser parte del proceso de negociación. Y para nadie es un secreto, que poderosas Bacrim ubicadas en lugares estratégicos de la geografía nacional, combatirán a sangre y fuego, la política de entrega de tierras a familias despojadas. En ese siniestro propósito, la lista es larga de dirigentes campesinos asesinados por estos despiadados criminales. Eso por el lado armado. Por el político -combinando todas las formas de oposición en ese bando- no resultaría raro presenciar el auge de un modelo particular de desobediencia civil, que parte de desconocer la legitimidad de la Rama Judicial para adelantar procesos penales contra determinados compatriotas, y que podría llegar a una elevada expresión en un eventual proceso electoral de refrendación de los acuerdos obtenidos. No debemos olvidar, que el paramilitarismo, con sus antiguas estructuras aún vigentes, y en la actualidad con el nuevo nombre de Bacrim, mueve votos en cantidades, como quedó demostrado hace algunos años, con la victoria de Uribe sobre Serpa.

Para bien de la Democracia y de la Paz, resulta necesario abordar el tema de esa agenda, aún oculta. En esas instancias, nada queda al azar. Todo está fríamente calculado. Conviene entonces, que Santos muestre lo que tiene o sabe de esa peligrosa agenda. Ello, también hace parte de negociar la paz, de frente, de cara a la nación.

Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

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