La ‘República’ de Guayacanal

Guillermo Pérez Flórez

Tuvo el alcalde de San Sebastián de Mariquita, Juan Carlos Castaño, la feliz y pertinente idea de convocar un conversatorio liderado por el poeta y escritor William Ospina. El propósito, darle una primera pincelada a una agenda cultural regional. El encuentro se llevó a cabo el miércoles pasado en la casa de la fundación Segunda Expedición Botánica – Funbotánica, y contó con la participación de varios alcaldes y delegados de municipios del norte del Tolima.
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Castaño propone articular iniciativas municipales para potenciar la región, que en su entender supera los límites departamentales y se interna en áreas vecinas, como La Victoria (Caldas) y Guaduas (Cundinamarca). Adicionalmente, quiere recuperar el antiguo complejo ferroviario y del cable aéreo de Mariquita, hace años en manos del Instituto Nacional de Vías (Invías). Proyecto plausible y pertinente que hemos anhelado, y que podría darle a la región un impulso notable dada su importancia histórica: la crónica inglesa. El tren y el cable aéreo fueron productos de una época de grandes emprendimientos de finales del siglo XIX y comienzos del XX. El ferrocarril de La Dorada, la línea férrea Ambalema – Ibagué, y el Cable Manizales – Mariquita, acoplaba un sistema de transporte multimodal que años después vino a ser complementado por el ‘Aeropuerto de Mariquita’ al finalizar la década de los 40. Iniciativa promovida en su años mozos por el presidente del Concejo Municipal de la época, Cristóbal de la Roche, y que respaldaron los presidentes Abadía Méndez, López Pumarejo y Eduardo Santos. Río, cable, tren, avión, son palabras que nos llegan del pasado y que hoy nos resultan casi imposibles y fantasiosas.

William resaltó la necesidad de que nos apropiemos de nuestra historia, cultura y territorio. “No hay que inventar nada. Todo está inventado”. Nos contó que está escribiendo una novela sobre Humboldt y su periplo en la Nueva Granada. Es un escritor extraordinario que sabe inspirar, un potente reflector en medio de la oscuridad. Reconforta y alienta saber que mantiene intacto el compromiso con esta tierra, a tal punto que ha decidido fijar su residencia en Mariquita. ¡Qué orgullo! ¡Qué honor! El conversatorio me permitió hacer alusión a dos iniciativas de las que hemos hablado en estas páginas: el ‘Triángulo Naranja’, articulado por Ambalema, Honda y Mariquita, nuestras principales joyas coloniales; y la celebración de los 160 años del Estado del Tolima que se cumplen el próximo 12 de abril.  Recuperar la historia regional es un imperativo en la construcción de territorio. Sin memoria nada somos.

Fue gratísimo el reencuentro con William. Visitamos luego las viejas instalaciones del ferrocarril, vimos con dolor el total abandono y la desolación en que se encuentran. Mariquita espera la firma que debe darse en  un escritorio en Bogotá, para que le entreguen lo que es suyo por la historia y por la cultura. También hablamos de Honda, de Fresno, de Falan, de Ambalema, de Herveo, de Padua (¡cómo no!), del Gualí, del Magdalena, de Mutis y de Humboldt. Tuvimos tiempo para soñar con nuevos mundos en los cuales se derroten la soledad y el centralismo. Tuve tiempo de gastarle una broma, le dije que todo sería más fácil en la ‘República’ de Guayacanal. Tengo la íntima convicción de que nos esperan grandes días. 

 

GUILLERMO PÉREZ

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