La profecía de Jack Wotlz

Guillermo Pérez Flórez

El nombre de Jack Wotlz quizás no les diga nada. Pero si les cuento que es el célebre productor de cine a quien Don Vito Corleone obliga a dar a Johnny Fontane un papel protagónico en una película, seguramente lo recordarán. Este personaje de Mario Puzo, tenía dotes proféticas. Pudo ver, en plena guerra fría, que la mafia era, léase bien, “mil veces peor que el comunismo”.
PUBLICIDAD

Wotlz llegó a esa conclusión tras contemplar la degollada cabeza de su caballo inglés de seiscientos mil dólares a los pies de la cama, y cavilar que, ante semejante crueldad, de poco le serviría ser amigo del jefe del F.B.I. o asesor del presidente de los Estados Unidos. 

Advirtió, rápidamente, que no tenía cómo enfrentarse a la mafia a no ser que estuviera dispuesto a sacrificar su vida. Una vida exitosa. Llena de lujos y extravagancias como esa, la de tener un caballo de carreras de tal precio, únicamente de adorno en su pesebrera. Una cruel y desagradable sensación de impotencia lo invadió, y de manera pragmática optó por ceder a las exigencias del Don. Comenzaban los años setenta. 

Pero los personajes de Puzo eran clarividentes. Sabían que las drogas “eran el negocio del futuro”. Como en efecto sucedió. Después de que Nixon les declaró la guerra este negocio se extendió por todo el globo terráqueo, gracias a unas redes corruptas que permiten producir, distribuir, vender al por mayor y al detal, toneladas de cocaína y heroína, y blanquear miles de millones de dólares. Así, el futuro avizorado por Viril Sollozo al Padrino se hizo realidad, y las drogas ilícitas se volvieron un negocio fabuloso a escala global.

Colombia ha sido víctima de este flagelo. Ha sacrificado una incontable cantidad de vidas. Sus instituciones fueron penetradas y corroídas por las mafias; la política se degradó y los valores éticos y morales que habían servido de soporte al país se alteraron.

La sed de enriquecimiento y de dinero fácil es un faro que ha guiado a varias generaciones. El todo vale, moviliza la política y los negocios. Una cultura mafiosa del poder, ha ido extendiéndose elección tras elección, como una espesa mancha de aceite por todo el territorio nacional, y hoy controla alcaldías y gobernaciones, gracias a la complicidad de unos partidos, que convirtieron la política un negocio y el poder un botín. Por esto no es extraño que en cada municipio haya uno o dos capos que controlan los presupuestos y hacen negocios con el poder local. El sistema político electoral actual es funcional a dicho estado de cosas.

¿Quién manda hoy en Colombia? Todo depende de qué región hablemos. Celebro que el presidente Petro haya despachado desde La Guajira. Eso mismo propuso, en una entrevista que me concedió, el exministro conservador Juan Carlos Echeverry. ¿Aunque saben algo? Eso no resuelve nada. Lo celebro porque le da esperanzas a una pobre gente abandonada por el Estado y asolada por las mafias políticas, de contrabandistas y narcotraficantes, que controlan el territorio. Pero insisto, nada resuelve. Recuerden que Uribe se fue a gobernar en Arauca, y ¿qué cambió? Nada, absolutamente nada. Presidente Petro, por ahí no es la cosa. Usted, como Jack Wotlz, sabe que la mafia es mil veces peor que el comunismo. 

GUILLERMO PÉREZ FLÓREZ

Comentarios