Milei, Massa y Vaca Muerta

Guillermo Pérez Flórez

Hoy los ojos de medio mundo estarán puestos sobre Argentina. En el resultado de las elecciones presidenciales, las más interesantes de los últimos tiempos en ese país, debido a la confrontación ideológico-política que ha hecho al peronismo el candidato ultraliberal, Javier Milei. Una anarquista liberal, archienemigo del Estado. ¿Quieres vender un riñón? Véndelo. ¿Puedes comprar una playa, un río o una isla para ti solo? Cómprala. Nada debe ser público, todo debe ser privado, incluyendo la salud, la educación, las carreteras, los puertos y los aeropuertos. Para Milei, como para casi todos los neoliberales, los problemas económicos son producto de un “sistema capitalista regulado por el Estado”, a quien le disgustan los bancos centrales por intervencionistas. Un populista antisistema que se inscribe en una corriente internacional de la que hacen parte Trump, Bolsonaro y Orbán, sin entrar en asuntos como la inmigración, es decir, no es un nacionalista. Por ahora.
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Milei ha identificado dos grandes enemigos: el Estado y los políticos, quienes viven y se roban los impuestos, los cuales deben eliminarse. Ha hecho de la anticorrupción su caballo de batalla, con un lenguaje llano y directo, del mismo corte de Rodolfo Hernández en las pasadas elecciones presidenciales. Teniendo, por supuesto, un discurso mucho más elaborado, académicamente. Promete dolarizar la economía. Para rastrear un antecedente suyo en el hemisferio americano, tendríamos que referirnos a Ron Paul en Estados Unidos, tres veces candidato presidencial, enemigo del Estado, de los impuestos y de los bancos centrales. Considerado el padrino intelectual del ‘Tea Party’, el sector más conservador y ortodoxo del partido Republicano. Para concluir este brevísimo perfil de Milei, diría que si Ronald Reagan y Margaret Thatcher vivieran, éste los criticaría por ‘tibios’ o, para utilizar sus propias palabras, por ser ‘socialistas de buenas maneras’.

La otra opción es Sergio Massa, peronista, ministro de Economía, exdirector de la seguridad social, colaborador del presidente neoliberal Carlos Menen y también del socialdemócrata Néstor Kirchner. Intentó ser presidente en 2015, por fuera del peronismo. Un aliado clave del presidente Alberto Fernández. En suma: un curtido miembro de la política argentina, un moderado conocedor del Estado que llama a la unidad y a la concertación. Para que se hagan una idea de las afinidades ideológicas, baste con saber que Milei es apoyado por Iván Duque y Andrés Pastrana, al lado de Mariano Rajoy (España), Felipe Calderón y Vicente Fox (México), Sebastián Piñera (Chile) y Vargas Llosa. A Massa lo respaldan Pedro Sánchez (presidente gobierno de España), Gustavo Petro, José Luis Rodríguez Zapatero, Michelle Bachelet (Chile) y Ernesto Samper. Los argentinos tienen la palabra.

El país está en una encrucijada: no puede seguir como está (inflación del 140% y sin reservas internacionales, está en manos del FMI), pero el viaje de Milei es incierto, y puede llevar a Argentina a ninguna parte. Un salto al vacío y sin paracaídas. Es difícil predecir cómo va a terminar este tango. Sin embargo, es posible que al país no lo salven ni Massa ni Milei, sino el yacimiento de Vaca Muerta, que le permitirá aumentar la producción de gas y petróleo mediante ‘fracking’, y un superávit comercial energético de US$ 4.400 millones de dólares (2024), y sus enormes riquezas de litio, que ya comienza a explotar. (Presidente Petro, por favor tome nota).

GUILLERMO PÉREZ FLÓREZ

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