La luna de mediodía

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Es la que ilumina a quienes manipulan la suerte de este país, tan llevado del diablo desde que llegó el conquistador a robar y esclavizar a los indígenas que hoy son eliminados por los herederos que siguen robando sus tierras. Y no solo a ellos, también a los afros y los campesinos abandonados. Estos herederos de los explotadores siguen en lo mismo y con más poder ahora que los narcos se apoderan del Cauca, los santanderes y la Amazonia, combinando la vaina con la destrucción del medio ambiente.
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Sin espulgar mucho la historia sabemos cuándo inició la violencia y sus objetivos de la época y hoy seguimos en la misma vaina. Las disculpas son las mismas y los criminales siguen el libreto antiguo. La vaina tomó el rumbo de las banderas que se quedaron sin líderes, porque los auténticos fueron sustituidos por pelafustanes ideológicos y empresarios del delito, posando de pulcros y hombres de bien.

Una mirada alrededor basta para darse cuenta que quien no sale corriendo tiene que aguantarse lo que sea, para que no lo pelen por pensar distinto. La vaina es que esto se volvió costumbre y ella se convierte ley. Y hablando de leyes, también sabemos quiénes las hacen y para qué legislan. Ni para que mencionar la justicia que ahora se puso más cara.

Y a propósito de todos estos temas, cómo no compartir un pedazo del memorial de agravios leído por Abunda Lagula, de Tanzania, ante la Academia Sueca, al recibir el Premio Nobel de literatura 2022. “(…) “Acepto su blanco premio a condición de que ustedes reconozcan en público que con un premio Nobel dado a un negrito no se está resarciendo la infamia histórica….¿Por qué quedamos tan atrasados? ¿Por qué hemos de sufrir tantas tropelías?..La Conferencia de Berlín no fue un chiste, un invento, una quimera. Ahí repartieron mi continente, mi gente, mis recursos, como niños que reparten un pastel….Imagínense: en un país analfabeto, donde llegar a la escuela secundaria ya es muy difícil, y la Universidad es casi un lujo inaudito ¿a quién le puede importar unos cuantos cuentos sobre la pobreza diaria? Allí la miseria se vive día a día, hora a hora, no es necesario leerla en un libro.”

“(…)  “¿En nombre de qué derecho mi población, mis hermanos fueron convertidos en esclavos? ¿Con qué derecho nos han saqueado históricamente como lo han hecho las potencias occidentales? ¿Por qué tenemos que vivir de las infames limosnas de la caridad internacional, siempre deficiente, siempre a destiempo?.. ¿Con qué derecho se considera que la “cultura” debe tener por símbolo un Partenón griego y no por ejemplo uno de nuestros bohíos? ¿Acaso los negros no podemos ser más que delincuentes cuando habitamos en el mundo de los blancos? ¿Es ese nuestro destino? ¿Inmigrantes ilegales, ladrones, barrios marginales?

“(…) “Quién nos va a devolver los bosques desaparecidos? ¿Quién, cómo y cuándo va a pedirnos perdón por la esclavitud a que nos forzaron? ¿Creen ustedes por casualidad que este premio remedia algo? ¡Ni mierda! Pero lo acepto de todos modos. Muchas gracias.

Héctor Manuel Galeano Arbeláez.

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