El verdadero “crimen de Ataco”

Hugo Patarroyo Murillo

Con gran estupor leí, hace algunas semanas un artículo titulado “El crimen de Ataco”, firmado por el exgobernador Óscar Barreto Quiroga, a quien dicho sea de paso, admiro, aprecio y hasta cariño le tengo.
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Lo que no me ha gustado fue lo que se creó en torno a él, el llamado “barretismo”, muy seguramente “a sus espaldas”, compuesto por todo tipo de ejemplares de la fauna política colombiana y, con todos los defectos y avasallamientos que ello ha conllevado en nuestro Tolima. Esa suerte, no se la merecía el anterior mandatario de los tolimenses. Leía en el artículo de marras, una cantidad de cosas que, llegué a pensar que el opúsculo no había sido escrito por el abogado tomasino,  ya que había en él, mucha falacia, bastantes mentiras, exagerados gazapos. Llego a creer que Barreto fue asaltado en su buena fe. En resumidas cuentas, se hablaba dizque de unas arbitrariedades por parte del Sr. Cardoso, anterior Director de Cortolima, en la adjudicación del último paso para la explotación aurífera de un proyecto, en la Vereda Apone, del Municipio de Ataco. Nada más equivocado. Todo se hizo en una “Línea de Tiempo” que nace en Marzo de 2007. Comparativamente, el cuentico de “licencia express”, queda sin fundamento, no existe.

Pero, es que ahí no quedó la cosa. Algunos señorones (por fortuna no todos) vinculados a  Usosaldaña, y que se creen dueños del río, han  tenido siempre equivocados reparos a cualquier proyecto que represente cierta vecindad, con las aguas del símbolo hídrico del Sur. Ahí entra a jugar nuevamente la desinformación que ha venido promoviendo políticamente su anterior Gerente.

Para el caso actual de la explotación aurífera en  la vereda de Apone en Ataco, el tema es totalmente distinto. Es muy diferente, a lo propuesto con anterioridad por Mineros El Dorado. Allí no hay intervención del río. No hay captación del raudal. No hay vertimiento de aguas residuales. No hay contaminación de ninguna especie. Es sorprendente leer en una carta que circula por ahí y que va dirigida al presidente Duque Márquez, en la que se habla de “afectaciones ambientales en la cuenca del río Saldaña”. Pero, ¿afectaciones de cuál cuenca? Si, la verdad no se toca para nada el río, que tiene aproximadamente 222 kilómetros de longitud y, que pasa cerca (no pegado) al polígono minero autorizado, en un tramo de 1 Km. 220 mts. y, en donde se respeta la ronda del río. Dice también la carta, de una forma irresponsable que, “se desconocieron los derechos de la población indígena, convenios de la OIT”, etc, etc. ¿Derechos de cuál población indígena si por ahí, en ese sitio, no existe ningún poblamiento nativo, ni cabildos, ni resguardos? Incluso, el Ministerio del Interior lo hace constar, según certificación 0367, del 17 de abril de 2017, en la que ante averiguación, asevera textualmente sobre la “no existencia de comunidades indígenas, negritudes o rom, en el área del título”. El único cabildo indígena cercano está aproximadamente a dos kms en línea recta desde la explotación aurífera y se llama Guadualito, ubicado en la margen derecha de la quebrada “Chiparco”, y localizado ya, en el municipio de Coyaima.  O, ¿es que los señores de Usosaldaña, cada vez que van a “echar un  lote de arroz”, tienen que ir a buscar a los descendientes de los indios Yaporogos, Hilarcos, Chenchenas o Catufas, antiguos habitantes de la región, para solicitarles su visto bueno y poder cultivar un predio?

Grave, muy delicado lo que se está proponiendo un grupo de exnotables, vinculados  unos al sector arrocero y otros, dizque ambientalistas y defensores de animales, todos buscando protagonismo mediático.  Quieren acabar con la única fuente privada de empleo, representada por una compañía minera de tipo mediano, netamente surtolimense, que no utiliza ni mercurio,  ni cianuro  en sus procesos y, que sostiene directamente a 100 cabezas de hogar y beneficia  indirectamente a otros 300 grupos familiares.  Y todo, por un capricho:  el de no querer ir, a mirar con sus propios ojos, y cerciorarse de la realidad de qué, es lo que  sucede en un proyecto de mina,  limpio y ajustado a la legalidad, como es , el que se ejecuta en la Vereda Apone de Ataco.  Cabe recordarles que, San José de Ataco es, un municipio “jodido” , “llevado del putas”, que no tiene ningún tipo de fuentes de empleo y que ha vivido en los últimos 60 años,  toda clase de atropellos , por parte de los diversos actores armados .  Por favor,  pónganse la mano en el corazón y, no se vayan a tirar a la gente . ¡Estamos en época de pandemia  y no hay lugar para tanto fratricidio contra una población  del Sur del Tolima!

HUGO PATARROYO MURILLO

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