Año para la incidencia política

Hugo Rincón González

En estos días de cierre de labores institucionales y de los procesos sociales existentes en el departamento, se hacen los balances y las proyecciones para 2023. Para los que impulsan el desarrollo con comunidades, es común escuchar que con el encendido de las velitas, se apaga la participación ciudadana porque todo el mundo entra en “modo fiestas decembrinas”. Así que por ahora se inicia un receso hasta los primeros días del año que viene. 
PUBLICIDAD

En estos encuentros donde se mira retrospectivamente lo acontecido, se resalta el cambio político producido en las elecciones de presidente, luego de décadas de gobiernos de derecha. El país para la mayoría de los líderes sociales participantes de estos eventos, requería un cambio de rumbo. No era soportable seguir en la misma senda de exclusión de las grandes mayorías. 

Recordaban la sentencia de un desaparecido dirigente gremial que manifestaba con  complacencia y sin palidecer que: “… a la economía le va bien pero al país le va mal”. Lo que pasa es que ese país son la mayoría de la gente sin oportunidades, y, no era posible mantener esa ampliación de las brechas sociales hasta convertir a Colombia en uno de los países más desiguales del mundo. ¿Esto que fue posible a nivel nacional, será posible a nivel regional?, se interrogaban. 

Reconocían que en el Tolima es hora de que los procesos sociales irrumpan de una manera más decidida en el ámbito político, mejor dicho, producir un salto entre ser actor social y lograr convertirse en actor político que juegue un papel en el escenario electoral. Analizaban como procesos sociales de base en otras regiones habían logrado elegir ediles, concejales, alcaldes y diputados a las asambleas departamentales, esto como resultado del fortalecimiento y la articulación de las organizaciones. 

No era posible, según ellos, que se trabajara por las comunidades durante la mayor parte del tiempo y luego en los periodos electorales simplemente se sumaran al caudal de los caciques políticos de los partidos tradicionales. Señalaban que es el momento de pensar en el surgimiento de aspiraciones desde lo comunitario con propuestas construidas en las dinámicas colectivas que se vienen desarrollando. Proponían el impulso de agendas surgidas desde las organizaciones emulando la metodología que se venía implementando en los Diálogos Regionales Vinculantes. 

En esta deliberación se trajo a colación toda la dinámica que hace algunos años se desarrolló en las comunas de Ibagué alrededor de los procesos de planeación participativa que desembocó en la política pública del Sistema Municipal de Planeación y Presupuesto Participativo, luego de un intenso trabajo de incidencia política. Hoy existen los planes comunales y corregimentales como instrumentos para la gestión del desarrollo de estos territorios. Esto sin duda fue el producto de fortalecer el capital social. 

En el Tolima hay un gérmen vivo de la participación ciudadana como quedó explícita en los eventos de Ibagué y Honda alrededor de la formulación del Plan Nacional de Desarrollo. 2023 será el año para la incidencia, el año para que estos procesos sociales se manifiesten a través de propuestas colectivas, se visibilicen, logren incluir sus iniciativas en los programas de gobierno de los distintos candidatos a las alcaldías y la gobernación y por qué no, para elegir sus propios representantes en los escenarios de elección popular. 

Un robusto y fuerte líder indígena del sur del Tolima manifestó: “… dicen que a un perro no lo capan dos veces. Veremos si en 2023 lo siguen haciendo con las comunidades o si estas se animan a dar un cambio eligiendo algo distinto a los mismos de siempre”. Como dicen en el juego de las cartas: “pago por ver”.

 

 

¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro! 

Lo invitamos a seguir leyendo aquí 

https://digital.elnuevodia.com.co/library 

 

 

HUGO RINCÓN GONZÁLEZ

Comentarios