Lamentable la frustración que se vive en el sector agropecuario con los apoyos económicos que el gobierno destinó dentro del marco de la declaratoria del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica.
En un recorrido realizado recientemente por la Región Caribe, tuve la oportunidad de reunirme con varios Secretarios de Desarrollo Económico y me complació mucho ver en los Planes de Desarrollo de sus departamentos un gran interés por la recuperación del sector agropecuario.
Por razones de trabajo, hace 25 días tuve que trasladarme desde Bogotá a varias zonas agrícolas y ganaderas de la región Caribe. Las lluvias y los calendarios de siembras no saben de trámites, y si el crédito no le llega a tiempo a los productores del campo pueden ver frustrados sus proyectos productivos.
No imaginé que mi anterior columna de opinión “Los fondos parafiscales” fuera a despertar tantas reacciones en los productores del campo, dirigentes gremiales, órganos de control fiscal, congresistas y uno que otro funcionario despistado del gobierno. Cuando se corre la cortina entra más claridad a la casa.
Cuenta la historia que en 1.940, siendo presidente de Colombia, Eduardo Santos, y ministro de Hacienda, Carlos Lleras Restrepo, nació el Fondo Nacional del Café, como un instrumento de recaudo de contribuciones obligatorias aportadas por cada caficultor para facilitar la productividad y la comercialización del grano.
La reapertura de un par de sectores de la economía del país dentro de la expansión de la cuarentena al 11 de mayo, logró que los colombianos nos sacudiéramos un poco del pánico que nos produjo la llegada de la pandemia del Covid-19.
El retraso de los alivios crediticios y tributarios a las empresas y personas que tuvieron que cerrar sus negocios, fueron los temas de mayor debate esta semana en el país. Pues, la caja de las empresas afectadas por la cuarentena solo les alcanza para sobrevivir ocho días más.
Hace un mes planteé al gobierno en este espacio la importancia de enfocar todos los esfuerzos económicos en la dotación de infraestructura hospitalaria y garantizar la producción de alimentos, mientras se ganaba tiempo para enfrentar la pandemia del coronavirus que se nos coló por el aeropuerto el Dorado.