Unidos contra la corrupción

Jaime Eduardo Reyes

Mantengámonos siempre unidos contra la corrupción fue el mensaje enviado por la Naciones Unidas el pasado 9 de diciembre, día en el que se recuerda mundialmente sobre la lucha contra la corrupción.
PUBLICIDAD

La corrupción envenena a las sociedades, destruyendo la confianza en los líderes y las instituciones, mientras profundiza las desigualdades.

Las recientes encuestas en Colombia indican que este flagelo sigue siendo una de las mayores preocupaciones de los colombianos. Tras veinte años de la convención contra la corrupción, la ONU reafirma que ésta tiene repercusiones negativas en todos los aspectos de la sociedad y está profundamente ligada a los conflictos y la inestabilidad, poniendo en peligro el desarrollo social y económico y las instituciones democráticas y el Estado de derecho.

Uno de los mayores desafíos de nuestra época es prevenir la corrupción, el fomento de la transparencia y el fortalecimiento de las instituciones son fundamentales para alcanzar las metas previstas en los Objetivos de desarrollo sostenible.

Aunque gobiernos, el sector privado, organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación y ciudadanos en todo el mundo deberíamos unir fuerzas para combatir este delito, los corruptos parecieran estar ganando. La lucha contra la corrupción y la cero tolerancia contra este indeseable fenómeno es en muchas ocasiones una voz de campañas electorales o de los discursos de oposición, voz que se silencia cuando se accede al poder público. En algunos casos, el sector privado y los ciudadanos se prestan para promover la corrupción, sobre todo cuando algo de las rentas del estado les toca.

Todas las personas podemos hacer algo contra la corrupción, sin embargo, en la gran mayoría de las ocasiones la gente considera que ese tema es de otros y no presionan lo suficiente a los agentes políticos para combatirla.

El Mensaje de la ONU en el día internacional contra la corrupción es directo: la lucha contra este delito es un derecho y una responsabilidad de todos, y solo a través de la cooperación y la implicación de todas y cada una de las personas e instituciones podremos superar el impacto negativo de este delito. Los Estados, los funcionarios públicos, los agentes de la ley, los representantes de los medios de comunicación, el sector privado, la sociedad civil, el mundo académico, el público y los jóvenes tienen un papel que desempeñar para unir al mundo contra la corrupción. Sobre todo, los jóvenes.

Por eso, a pocos días de que nuestros gobernantes locales tomen posesión de sus cargos, el compromiso de estos debería ser luchar contra la corrupción y no tener tolerancia con los corruptos. ¿Será posible alcanzar este anhelo? La respuesta está más cerca de usted de lo que podría suponer.   

JAIME EDUARDO REYES

Comentarios