La indolencia de los bancos

José Adrián Monroy

Es indiscutible que el sistema financiero impulsa el desarrollo económico de un país porque promueve la inversión de dinero hacia actividades productivas, como la construcción, la industria, tecnología y la expansión de los mercados; bajo estas circunstancias, se debe reconocer que el sistema financiero contribuye al progreso de la sociedad, pues también ayuda a suplir necesidades de vivienda, estudio, trabajo, entre otros.
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 Solo en nuestro país para el año 2019, sus ganancias fueron de 13,1 billones de pesos, siendo uno de los sectores económicos más prósperos y con mayores utilidades. 

Por lo anterior, y por cómo los bancos influyen en la vida de las personas, los colombianos esperábamos que fueran realmente solidarios en estos momentos de crisis en donde las obligaciones financieras son preocupaciones de primer orden. No obstante,  el actuar de las entidades bancarias ha sido indolente y sin compasión, en seguida explico el por qué. 

Cuando apenas empezaba el aislamiento por el coronavirus a mediados de marzo, los bancos pretendían a través de una demanda ante la Corte Constitucional, tumbar un artículo de la ley financiamiento que los obligaba a pagar una sobretasa de 4 puntos porcentuales  en el impuesto de renta, es decir, se rehusaban a pagar un poco más al estado como si no ganaran lo suficiente. Adicionalmente, si un cliente deja de pagar, aparte de responder por la tasa de mora, debe asumir unos gastos de cobranza, pues tienen un call center en el que, además de ofrecer sus productos, se encargan de asfixiar a los morosos; por esta labor facturan entre un 5 % y un 15 % más sobre la deuda atrasada. 

Y ni qué decir de su persistencia en  la negativa de prestarle a las micro, pequeñas y medianas empresas; como condición,  pidieron liquidez y el Banco de la República se las dio, solicitaron respaldo en las garantías y el Gobierno les dio un 90% convirtiéndose en fiador para cada crédito y ni así, les han tendido la mano. Según Acopi, las Mipymes representan más del 96% del tejido empresarial ya que generan más de 17 millones de empleos, aproximadamente el 80% del empleo formal de nuestro país.

Parece ser que las ayudas y estímulos sólo están destinados a fortalecer las grandes empresas, pero no son conscientes que la respuesta más adecuada a la catástrofe económica y social que estamos viviendo es poner  las finanzas al servicio de los más pobres, para aquellos que no cuentan con la capacidad para enfrentar la crisis. 

Lo que hacen los bancos en este tiempo es vergonzoso, pues han  asumido una actitud egoísta y mezquina al no aportar su grano de arena a esta situación. Si rebajan los intereses, ya que no se trata de que regalen nada, solo pasaran de ganarse 13 billones a  ganar 10, pero no pueden seguir enriqueciéndose a costillas del sufrimiento y la incertidumbre de la gente. 
 

JOSÉ ADRIÁN MONROY TAFUR

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