El balance de la reciente ola aperturista, que comprometió a casi todos los países del hemisferio occidental, no pudo ser más gravoso para el sector pecuario.
En días pasados asistí a un debate radial en Hora 20 sobre la prohibición de las corridas de toros. Al terminar el programa había recibido una embestida de “trinos”, un insulto a la decencia por la agresiva vulgaridad,
No es la primera vez que Human Rights Watch (HRW) despliega su desconcertante discurso en defensa de los derechos humanos con un doble y amoral rasero y un reduccionismo argumentativo, que evidencia su animadversión por la institución castrense.
La declaración del presidente Santos, después de la directa sindicación proferida por el Director de la Unidad de Restitución de Tierras, Ricardo Sabogal, es el primer intento honesto para determinar la contrarreforma agraria que libró las Farc en el país.
Hablar de “desarmar a la sociedad” en un país como Colombia, con un conflicto armado que cobra décadas y una evidente connivencia entre grupos criminales, terroristas y narcotraficantes, no puede ser un tema que se trate con ligereza.
La Cumbre Climática de Durban evidenció, una vez más, la falta de compromiso de las naciones industrializadas para contener el cambio climático y la efímera esperanza para consensuar una legislación vinculante en la materia.
Barranquilla fue escenario esta semana del Seminario Internacional del Sector Cárnico Bovino. Un enriquecedor debate que congregó a representantes del gobierno, gremios, productores, industriales y expertos internacionales para refrendar los temores que de tiempo atrás hemos advertido frente a la profundización de los TLC.
No estamos ante rebeldes, estamos ante criminales y para ello existe una legislación, aunque moralmente parece pesar más en la comunidad internacional que en la sociedad colombiana, al decir del intento de reforma constitucional para establecer un nuevo marco legal para la Paz y la Justicia Transicional.
La reciente invitación del presidente Santos para abrir algún camino hacia la negociación del conflicto armado, no pudo recibir una respuesta más cobarde de parte de las FARC.