El ascenso del sur

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) acaba de poner en circulación el Informe de Desarrollo Humano (IDH) 2013.

Una revisión detenida de este documento muy seguramente dará razones acerca del actual estado de las 186 naciones analizadas, pero de entre las conclusiones que surjan, la más acertada tal vez sea la que ponga en evidencia la hecatombe que sobre las economías de los llamados países desarrollados están produciendo sus mezquinos programas neoliberales, orientados a financiar el costo de la actual crisis mediante el recorte de la inversión en programas sociales y el traslado de los recursos así liberados a ofrecer mayores garantías de pago a los acreedores internacionales.

Este Informe ha sido denominado “El ascenso del sur. Progreso humano en un mundo diverso”.  Allí se consigna el auge suscitado en economías como las de China e India, las cuales duplicaron su producción per cápita en solo 20 años. Según prevé el informe, si a la tendencia de estos dos países se agrega la observada en la de Brasil, la producción acumulada de estos tres países para el año 2020 “superará la producción total de Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido, Francia, Italia y Canadá”.


Es de anotar que paralelamente al desarrollo económico, también el desarrollo humano ha estado presente. Con decir que al menos 500 millones de ciudadanos chinos han logrado, en los mismos 20 años, salir de la pobreza extrema, fenómeno que, guardadas las proporciones, se ha venido presentando igual en Brasil. Esta ha sido la consecuencia, anota el informe, de la inversión sostenida que se ha hecho en programas sociales, especialmente en educación y en salud y en el desarrollo de programas de interconexión más estrecha con el resto del mundo.


No deja de llamar la atención el caso de Colombia, que si bien logró asomarse en este informe al grupo de los países con alto desarrollo, su posición dentro del mismo arroja un modestísimo 91 lugar, rebasado por 16 países de Latinoamérica y del Caribe, incluidos Cuba, Venezuela y Ecuador, de los cuales nuestros grandes medios de comunicación acostumbran denostar con saña.


El que haya tanto atraso en nuestro indicador, pese a lo que se ha alcanzado en crecimiento económico, es consecuencia de nuestra extrema concentración de la riqueza, que nos ubica en el tercer puesto de mayor desigualdad en el mundo. Este es un grave problema que solo resolveremos con un severo proceso de cambios estructurales que comience por la paz con justicia social y con el involucramiento de cada vez mayores actores a la vida política del país. El pueblo colombiano y sus organizaciones tienen la palabra.


Credito
RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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