¡Todo por el pueblo!

Nuestra legislación electoral es pródiga en obstáculos para que organizaciones políticas que poseen idearios políticos parecidos puedan unir sus fuerzas con miras a un resultado más satisfactorio en las urnas.

Uno de ellos es el de la personería jurídica. Sin personería jurídica no se puede tener acceso a los derechos económicos y políticos establecidos por la ley, y esto hace que, para algunas organizaciones, defender la personería jurídica se haya convertido en un imperativo que trasciende la necesidad, esta sí imperiosa, de buscar y desarrollar la unidad, sin la cual se hace imposible lograr la soberanía y la felicidad de nuestro pueblo.

Otro problema es el impedimento de la misma normatividad para que se conformen coaliciones electorales para cuerpos colegiados, cuando sí las admite para elecciones uninominales, a no ser que algunas de las organizaciones que quieran coaligarse estén dispuestas a renunciar a los beneficios de la personería jurídica, como bien lo hizo la Unión Patriótica, en un gesto de grandeza, al aceptar unir sus candidaturas al Senado con las de Alianza Verde y otras organizaciones democráticas y de izquierda, minoritarias pero muy importantes.

Alianza Verde es el nombre del partido que surgió de la fusión de Verdes y Progresistas, y su símbolo electoral (un sol y la palabra Verde -en blanco- sobre un fondo de color verde) será el que marquen, entonces, los electores de la UP y demás organizaciones que participaron del acuerdo que les compromete a actuar de manera concertada en el Congreso, como corresponde a una bancada.

Esta nueva Alianza Verde quedó comprometida con idearios que comprenden la defensa de las negociaciones de paz, tanto con las Farc como con el ELN, la lucha contra la corrupción y por una reforma política que brinde plenas garantías para el ejercicio democrático y haga nugatoria toda intención de fraude, clientelismo y financiación ilícita y mafiosa en la actividad electoral.

También acordó brindar todo el respaldo a las luchas por las reivindicaciones populares y contra el oprobioso modelo neoliberal que convirtió en mercancías sus más básicos derechos. De igual manera, levantar la bandera en defensa del ambiente, contra la depredadora locomotora minero-energética y los tratados de libre comercio, que tanto daño han hecho a la producción nacional.

En consecuencia, se trata de una alianza en la que la UP, en aras de la unidad con otras fuerzas de izquierda y buscando que prevalezcan los intereses populares, resigna con generosidad la defensa nacional de su personería jurídica y descarga dicha responsabilidad a las regiones a través de los candidatos a la Cámara, los cuales sí competirán con su querido símbolo.

¡Todo por el pueblo!

Credito
RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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