Distorsiones inicuas

Rodrigo López Oviedo

Hay deformaciones ideológicas que si se dicen en tiempos fríos pueden pasar inadvertidas, pero que dichas en otras circunstancias, pueden causar desafortunados resultados.

El expresidente Uribe, por ejemplo, muchas veces se ha referido al comunismo de tal forma que cualquiera que relacione lo que él dice con lo que tradicionalmente difunden los grandes medios solo atinará a santiguarse y pedirle a Dios que tan indeseable forma de gobierno no tengamos que vivirla.

Esto me hace acordar del lustrabotas al que se le preguntó si le gustaría que el país fuera manejado por comunistas. Su respuesta no pudo ser otra: ¡Noo… ni de fundas: los comunistas nos quitarían todo!

El senador Uribe sabe, por supuesto, que una sociedad comunista es aquella cuyos medios de producción (las tierras, fábricas, cadenas comerciales, etcétera) no pueden ser de unos pocos, y menos que los utilicen para explotar el trabajo de los demás; sabe, además, que ningún régimen comunista se pondrá a quitarles a los ciudadanos su vivienda, su vehículo, su finca de descanso ni ningún otro bien que sirva para su consumo o entretenimiento.

La sociedad capitalista sí lo hace. Por eso hay gentes que mueren de hambre, consumen alimentos descompuestos o trabajan en tareas indignantes.

El expresidente senador es culto y conoce lo qué es el comunismo; ha leído el Manifiesto comunista, sabe cuáles son los principios de esta doctrina y lo aventajados que son respecto de las tesis capitalistas, de las cuales es uno de los defensores más violentos, sin importarle que ello le implique llegar a los extremos que se le conocen.

Igual de malintencionada ha sido su posición respecto de la lucha de clases. Él difunde la idea de que ella es también un objetivo de los comunistas, motivo por el cual hay que cuidarse de ciertos candidatos al solio presidencial, que la incentivarían si llegaran a conquistarlo.

Por supuesto, se sabe que las clases sociales no fueron inventadas por nadie; que ellas han existido desde cuando se desvaneció la sociedad primitiva, y que solo desaparecerán cuando se acabe toda posibilidad de que unos pocos vivan y se enriquezcan a costa del trabajo de los demás.

Y no lo sabe solo Uribe. Lo saben también los candidatos oligárquicos, los cuales, al igual que su perverso líder, saben además que eso del castro-chavismo no existe, como también saben que las muchas dificultades que está sufriendo el pueblo venezolano no son causadas por un mal gobierno, sino por la guerra económica y mediática desatada por los que temen perder las ventajas que el capitalismo les permite disfrutar.

Qué bueno que tengamos en cuenta consideraciones como estas al momento de votar.

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