Se salvó el presidente Santos

Rodrigo López Oviedo

Juan Manuel Santos tenía registrado en sus adentros que Maduro triunfaría en los comicios presidenciales de este pasado domingo. Así lo deducía del hecho de que la mayoría de la población tenía claro que la crisis venezolana era el producto, no de un mal gobierno, sino de la acción combinada de sus oligarquías apátridas con poderosos conglomerados económicos y uno que otro gobierno obediente a los mandatos imperiales.

Ante semejante panorama, Santos no encontró otra forma más apropiada para demostrar su abyecto sometimiento a las órdenes del Norte que calificar de fraudulentas tales elecciones y anunciar por anticipado el desconocimiento de sus resultados.

Sin embargo, Santos se estaba equivocando. El creciente desacato a la orientación abstencionista que poco a poco iba sufriendo la oposición venezolana, expresado a través del cada vez más abultado respaldo que venían recibiendo tres integrantes de sus filas que habían resuelto inscribirse como candidatos presidenciales, hacía prever que esta fracción opositora no iría a salir mal librada en su propósito, y que incluso podría llegar a darse el triunfo de uno de ellos.

Ante semejante eventualidad, Santos tendría que retractarse de sus anticipadas acusaciones de fraude y reconocer la limpidez del evento electoral y su inobjetable resultado.

No obstante, la vergüenza que pudiera producirse si se malograba su malintencionado deseo, vergüenza que en condiciones normales no tendría límites, resultaría compensada con el hecho de poder volver a contar con un gobierno afín a sus políticas reaccionarias, en todo contrarias a las políticas de Maduro y de la Revolución Bolivariana.

Por fortuna para Santos, vistos los resultados reales, este no tendrá que padecer la vergüenza de tener que dar marcha atrás en sus repudiables anuncios, y en lo sucesivo podrá seguir echándole gasolina a la crisis que padecen nuestros hermanos venezolanos; eso sí, con los consiguientes costos que ello le significará a las finanzas del Estado colombiano y a su condición de Presidente, pues se le disminuirán los recursos que tiene destinados para mermelada y, peor aún, seguirán erosionándose los escasos presupuestos de la inversión social.

El triunfo obtenido por Nicolás Maduro le permitirá al pueblo hermano seguir construyendo las políticas de redención social iniciadas por Hugo Chávez, aunque ello ocasionará que la oposición, ahora convencida de que por las buenas no logrará nada, acentuará su accionar terrorista y vende patria a las potencias extranjeras con tal de potenciar el apoyo necesario para retomar el poder.

Ante esto, el Gobierno tendrá que apretar algunas tuercas, como las que están llevando a la cárcel a decenas de funcionarios corruptos, si quiere exorcizar los demonios que le están haciendo disminuir su aceptación entre la ciudadanía.

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