José Liborio Osorio

Manuel José Álvarez Didyme

Aquella “fe en la bondad nativa de los hombres”, hermana mayor de esa otra “fe en la bondad nativa de su pueblo”, fueron dos de los postulados románticos que inspiraron el periplo vital de este hombre, bueno, en el mejor sentido de la palabra bueno: José Liborio Osorio.
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“Un alma cálida, de templado espíritu y clara cabeza”, que consagró su vida a la política y vivió inmerso en ella, hasta el momento de su lamentable fallecimiento ocurrido en horas de la mañana del domingo 17 del mayo que discurre, dado que nació en Anzoátegui, un poblado afectado como el que más por ésta en tiempos del turbión conocido como “la violencia partidista” que azotó a Colombia.

Militante en su juventud al lado del “mariscal” Gilberto Alzate Avendaño, el caudillo civil conservador del pasado siglo y líder entonces de “la Acción Nacionalista Popular”, luego de la caída de la ‘hegemonía conservadora’, constituida en un grupo que pretendió representar la Nación y la Justicia Social, movida por el afán de integración del hombre con su patria, una especie de “regeneración conservadora”, coincidente con el movimiento que por entonces permeaba el sentir del pueblo colombiano, en cuanto pretendía representar ideales cercanos al nacionalismo y al pensamiento Bolivariano, bien diverso “del neoizquierdoso y populista chavismo venezolano” de hoy, interpretado en aquel momento por los llamados “Leopardos”, facción disidente del partido conservador, promotora de la campaña presidencia de Mariano Ospina Pérez.

En aquella campaña coincidió con quien más adelante fuera su permanente compañero de militancia y actividad parlamentaria: el senador Guillermo Angulo Gómez y con sus entrañables compañeros de acción del resto de su vida: Jorge Montealegre Suárez y José Ramírez Castaño.

Osorio, quien llegó a la longeva edad de 93 años, fue un caracterizado jefe conservador en el Tolima. Durante ella se desempeñó con eficiencia en varios cargos, como que fue secretario de gobierno bien en el municipio como en el departamento; gerente de la entonces Caja Agraria, transmutada hoy en el Banco Agrario; síndico del hospital San Rafael, convertido actualmente en la Clínica Tolima; sirvió la Alcaldía de Ibagué en dos oportunidades y en muchas ocasiones fungió como periodista en diferentes medios regionales.

Mal podríamos dejar pasar el insuceso de su muerte sin recordar con nostálgico afecto a este gran señor y amigo, útil como pocos al terruño dada su indeclinable vocación de servicio, de aquellos que hoy tanta falta nos hacen.

Su esposa Gloria, así como su familia toda, deben tener la certeza de cuanto siente el Tolima su desaparición y con cuánto afecto los acompañamos en esta ingrata hora.

MANUEL JOSÉ ÁLVAREZ DIDYME-DÔME

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