Romero, el “coco”

Nelson Germán Sánchez

En casi toda Latinoamérica la cultura popular ha instaurado en la memoria colectiva la figura del “coco” como aquello que produce miedo y asusta. Y de ahí en el imaginario se ha generalizado para designar lo que espanta.
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Precisamente en el escenario político nacional, ahora que la precampaña presidencial calentó motores más temprano de lo habitual, hay un hombre que parece estar produciendo cagalera a las figuras políticas de siempre en esa contienda. De una de las puntas de Colombia, de las zonas históricamente abandonadas por el centralismo bogotano y por la avidez paisa que nos ha gobernado en épocas recientes, donde el conflicto armado, la violencia, la delincuencia organizada y el narcotráfico hicieron metástasis surgió ese “coco”.

Desde el pacífico colombiano (compuesto por Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño) cuando nadie lo esperaba, pero para refrescar ese mapa de los mismos de siempre en la carrera presidencial con los discursos manidos de lo repetidos, apareció: Camilo Romero.

Personaje que sin duda ha venido consolidado su disertación de “no más al viejo poder” porque tiene al país en las actuales condiciones de pobreza, pugnacidad, sobreprotección a las ganancias de los bancos y violencia, entre otros males, con el cual gana adeptos a raudales. Parece que su clave está en hablar como la gran mayoría quiere, de los temas que le duelen, les interesan, estar sintonizado con el país de pie. Romero, guardadas las proporciones ideológicas, pereciera ser el Uribe del carisma y un toque de personalismo de la campaña del año 2002. Se presenta como el más decidido a acabar con la violencia imperante y la inmoralidad reinante. A lo cual le ayudan sin duda el desprestigio presidencial actual, el de la clase política tradicional y de las instituciones que son concebidas como inoperantes y corruptas, así como la crisis económica que enfrentamos.

Al analizar sus acciones de los últimos meses, Romero entendió que las redes sociales son el nuevo escenario político, la tarima y plataforma para crecer en imagen y reconocimiento (Uribe lo hizo a través de pequeños medios de la provincia en Colombia, alejado de las grandes cadenas); y el manejo hasta ahora parece ha sido impecable; desde las imágenes que publica, las palabras en ellas, las personas con las que se deja ver, los videotips, la pertinencia y el aprovechamiento inmediato de los temas de actualidad y la coyuntura nacional y regional.  

Me llamó la atención Romero es porque era un desconocido, visto sin fuerza y sin opciones, surgido desde esa esquina de la maltrecha provincia colombiana de selva y montañas, pero a quien en algunos medios, redes sociales y espacios de opinión comenzaron reiteradamente a atacar, minimizarlo o como presionar una entrega a Petro como fórmula vicepresidencial para generar una nueva alianza de centro-izquierda con opción de poder. Cosa curiosa.

Como también, notar los evidentes coqueteos de la llamada “Coalición de la Esperanza” (S. Fajardo, F.  Cristo, J. M. Galán, H. de la Calle, C. González, A. Robledo, A. Lozano, J. Robledo, I. Marulanda y A. Sanguino) que se autodefine como de espectro político centro, para que aceptara su llamado. Luego de lo cual el país político conoció que al parecer estarían tratando de cambiar las reglas de juego dentro del propio partido Verde para que la consulta interna no se llevara a cabo evitándole -ante Romero- una posible derrota de Fajardo, quien no nos digamos mentiras, se ha venido desinflando y desdibujando a pasos agigantados ante el país desde que se conoció su actuar – o no actuar- con el nefasto caso Hidrohituango.

Creo sin duda, haciendo un ejercicio de prospectiva electoral, que Romero será un personaje al que nos vamos a tener que acostumbrar en la primera línea de la política nacional y en la carrera presidencial. No sería raro que en los próximos meses lleguemos a ver acercamientos entre Romero y Alejandro Gaviria, emergiendo entre las demás figuras de la llamada centro-izquierda - ya que estas ya tienen un enorme desgaste público- para hacer frente al bloque Uribe, Zuluaga, Char, Vargas Lleras, Pinzón, Cárdenas o Ramírez (desde donde también le han “disparado” ya), y a Petro en otra esquina batallando en solitario. De esto preguntas: ¿Por qué todos quieren con Romero y por qué los asusta? ¿Qué lectura hicieron y cuál el análisis de su crecimiento? ¿Será que va a repetir el fenómeno Uribe, por sintonía discursiva? Todo es posible.

NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ

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