Día del Tolima, sin hambre

Nelson Germán Sánchez

Arruga el corazón saber que mientras termino de escribir estas líneas y usted de leerlas, hay paisanos que no han mojado sus labios con un sorbo de agua de panela, simplemente porque no tienen cómo; o no han pasado por su garganta un trago de café –sin azúcar, porque con ella ya es una bebida de millonarios según cálculos de senadoras como la Cabal, para justificar la regresiva Reforma Tributaria en marcha-. Por eso, un buen y verdadero regalo para el Tolima en estos 160 años sería no hacer los siempre formales y trillados actos en homenaje a los aguerridos Pijaos y a un grupo selecto de tolimenses ilustres, que claro muchos merecen; si no, más bien, asegurarse que mientras se iza y ondea el vinotinto y oro, ni un solo tolimense pasara este día sin probar alimento o poder comer mínimo tres veces este 12 de abril.
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Ese sí que es un acto de grandeza, desprendimiento y empatía que merece toda la fanfarria, vítores, alabanzas, entrevistas y fotos para el fece que tanto empalaga por estos días a nuestros mandatarios con su egoteca.

No hablemos de cifras, porque casi todas son malas y están ligadas unas a otras inexorablemente en un círculo perverso de pobreza-desempleo-hambre, además porque estamos saturados de ellas y parece que se pusieron de moda y abundan en los diagnósticos, informes y boletines de centros de estudio y entidades, que simplemente dan cuenta de datos parciales, de pequeños muestreos que no presentan la enorme dimensión del fenómeno del hambre, que de una u otra forma todos conocemos por historias cercanas o lejanas. Pero bueno, detengámonos en los datos entregados la semana anterior por Mi Voz Mi Ciudad, en el marco del programa Ibagué Cómo Vamos, que arrojó que por lo menos el 30 por ciento de los entrevistados allí dijo aguantar hambre, sí hambre. Eso por sí mismo es una enorme tragedia. Quiere decir que posiblemente sus vecinos, amigos, familiares, compañeros de trabajo, conocidos, estén pasando esa terrible angustia, en esta ciudad y estas tierras parece estar ocurriendo lo que decía Jorge Debravo “un millón de niños se nos muere de hambre y un silencio se duerme contemplándolos”.

Tolimenses que no pueden hoy llevar un plato de comida a la mesa ni llenar la nevera porque sus condiciones económicas cambiaron, porque se quedaron sin empleo, sus negocios cerraron, las empresas los liquidaron o el rebusque no les da si no para el almuerzo y un tinto en la madrugada. Es cierto que según el Programa Mundial de Alimentos para América Latina y el Caribe, el hambre se cuadruplicó desde 2018 pasando de 2.2 millones a 7.9 millones de personas que la sufren, y la Covid de 2020 tiene mucho que ver. Pero también es cierto que no nos podemos quedar en las cifras globales de espaldas a la realidad local. 

Quiero preguntar cuál es hoy la alternativa presentada para combatir ese fenómeno social y ayudar de forma inmediata a mitigarlo por parte de la Alcaldía, la Gobernación, de sectores gremiales, líderes políticos, corporaciones e instituciones públicas. Qué plan de choque, qué tarea de acción inmediata encaminada a frenar tan aberrante condición se emprendió a penas se conoció Mi Voz Mi Ciudad. Ya saben cuáles son las familias, dónde están, qué requieren, por qué llegaron a ello; existe un acuerdo con el Banco de Alimentos para fortalecerlo, con fundaciones acreditas que laboran en ello hace mucho en la ciudad para un plan de choque. Miren, si hay algo que no da espera a la indiferencia y el protocolo oficial es el hambre por sus irremediables consecuencias físicas, mentales y emocionales sobre quien la padece, especialmente los niños. Se requiere ser menos postizos, indolentes y más sensible y humanos ante esa tragedia de Ibagué y el Tolima. Recuerden que el departamento ocupó el segundo lugar en desempleo nacional y eso también dice mucho al respecto.   

Válidas las alianzas entre la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Región Administrativa de Planeación Especial (RAP-E), con los talleres  ‘Compras Públicas: una oportunidad para dinamizar los territorios de la Región Central del país’, por desarrollarse los días 14, 20 y 27 de abril de 2021. Sí. Aplausos, pero mientras se necesita en concreto llevar alimentos a quienes no lo tienen hoy y no han comido a esta hora cuando se lleva a cabo la ceremonia por un Día del Tolima, que ojalá, sea sin hambre para quienes la viven.

NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ –GERSAN-

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