He hablado sobre la ideologización de los temas importantes en la política colombiana, usado esto, para obtener réditos electorales y enfrentarnos, sembrando odio, anarquía y desprestigiando instituciones del Estado y de la sociedad, he citado a Antonio Gramsci, padre del comunismo, que dejó amplios manuales copiados por muchos en este país para acceder al poder.

La corriente de inconformismo en nuestro país, sin duda es el acumulado de una serie de circunstancias que, sumadas a lo largo de muchos años de violencia, inequidad y abandono del Estado, trae las consecuencias hoy vividas en nuestra sociedad. La concentración en la tenencia de tierra improductiva, la economía de supervivencia y no de generación de riqueza, un sector industrial deficiente, la falta de apoyo al sector rural, turístico y de servicios, fomentan una economía informal que domina la generación de ingresos, de la clase media y baja colombiana, que representa las mayorías. Los privilegiados se acomodan a las circunstancias, no les importan sino sus propios intereses, no les importa con quien aliarse, con tal de mantener sus privilegios, los hay en la política, en muchos gremios y en empresas grandes, se ven a todo nivel y por todo el país. Quienes hacemos política por vocación sabemos que, esta es para servir, no para servirse, lo hacemos por convicción y no por conveniencia, por eso damos cada batalla, aún a costa de nuestra salud física y mental, de nuestra propia tranquilidad.

Colombia se ha convertido en un país dependiente de los mercados internacionales y, por si fuera poco, de la constante devaluación del peso frente al dólar. Uno de los principales productos para la nutrición vegetal como lo es la UREA, cuyo precio no ha parado de subir a raíz de la crisis de los contenedores y la constante variación en la TRM, hoy el bulto de 50 kilos de este agro insumo está por los $200.000.

En nuestro país sorprende como, en enormes transgresiones de nuestras realidades y ventajas, le damos la espalda a lo que nos puede hacer ricos, desarrollados y altamente competitivos, me refiero al campo colombiano, a la ruralidad.

Colombia atraviesa una crisis de liderazgo en diferentes contextos de la sociedad, la inequidad y la falta de oportunidades en un mundo cada vez con menos fronteras y más exigente, agigantan una brecha, que sin duda reflejan una realidad de nuestros rezagos educativos, descubrimiento de talentos y por ende de generación de riqueza.

Colombia es un país ejemplo de democracia en América Latina, a pesar de la espiral de violencia en el que se ha levantado nuestra Nación, el modelo prevalece, aquí se respetan y protegen el ejercicio de las libertades individuales y colectivas, en un gran proceso de seguridad ciudadana y seguridad integral que, aunque precaria en algunos aspectos, en medio de la inequidad, los errores y las dificultades garantizan un Estado donde se pueden ejercer los derechos.

Insisto permanentemente en el ejercicio de las libertades individuales y colectivas, como derechos conquistados y logrados, que debemos defender para no perderlos, garantizados por la seguridad, gran valor de la democracia permanentemente vulnerables en medio de las contiendas por el poder y la ideologización recurrente de los temas importantes, delimitados no, para la riqueza del debate y la formación ciudadana, sino para la confrontación y el provecho político electoral. 

Nuestro país ha estado imbuido en los más profundos hechos de violencia y abandono del Estado, la violencia partidista, la violencia guerrillera y paramilitar, potenciada por el narcotráfico y su violencia, nos han dejado una herencia bastante negativa, que se ve reflejada en una sociedad hostil, plagada de confrontaciones sin cesar, desde la convivencia ciudadana, hasta los más execrables crímenes, que tocaron a todos los escalones de la sociedad.

Dios y la vida siempre me han premiado, tuve un gran padre que me inculcó grandes principios y valores, que me enseñó y me orientó como ciudadano en mis derechos y obligaciones, a todos en casa nos enseñó a trabajar para ganarnos de manera honesta la vida, tengo una excelente madre y una gran familia, también grandes amigos que siempre me acompañan y están conmigo, Dios y la democracia me han dado la oportunidad, de haber gobernado dos veces mi amado Tolima, siempre he vivido en mi natal Ibagué, la ciudad de mis amores y donde quiero seguir hasta el último de mis días.

En materia de empleo, nuestro país necesita grandes y profundas transformaciones, basadas en equidad, innovación y productividad que genere riqueza, no podemos lograr resultados diferentes si seguimos haciendo lo mismo.