Los “Bolsillos de cristal”

Guillermo Pérez Flórez

Recién posesionado el fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez lanzó con pompa y adorno su estrategia anticorrupción ‘Bolsillos de cristal’. “El futuro de la sociedad como cuerpo – dijo - está asociado a la capacidad que tenga para combatir la corrupción”. Esta estrategia se acaba de venir abajo con la captura del jefe anticorrupción Gustavo Moreno, gracias a la acción y a la información del gobierno de Estados Unidos. Moreno ha destrozado la política anticorrupción. Su cinismo ofende a la sociedad entera. Basta ver los vídeos promocionales de la misma fiscalía. (https://youtu.be/_tSetQ1hv4A).

Lo primero es preguntarse quién llevó a Moreno a la fiscalía. Cómo es posible que una persona de esta contextura moral sea designada para tan alto cargo. ¿Un concurso de méritos? En las redes sociales circuló esta semana el meme de que Colombia es el único país del mundo en donde el fiscal anticorrupción es apresado por corrupto. Lo curioso es que esta tragedia no toca para nada al Fiscal Martínez. El hecho coincidió con una dolencia lumbar o dorsal suya que le evitó comparecer ante los medios de comunicación a poner la cara y darle explicaciones al país sobre cómo es posible que un funcionario de esa envergadura protagonice un escándalo semejante.

En Colombia no existe noción de responsabilidad política. Los jefes nunca responden por las actuaciones de sus subordinados. En 1987 el joven alemán Mathias Rust voló más de 750 kilómetros en una avioneta y aterrizó en la Plaza Roja de Moscú. Por este hecho, el ministro de la Defensa, Sergei Sokolov, tuvo que retirarse y el jefe de la defensa aérea, Alexander Koldunov, fue despedido. A eso se le llama responsabilidad política, concepto, repito, que en Colombia no existe. Nuestra historia está plagada de casos en los cuales los responsables de las instituciones pasan de puntillas en los escándalos por fallas y defraudaciones de subordinados suyos. En parte, por eso es que pasa lo que pasa, porque nunca pasa nada. En unos días pocas personas recordarán qué pasó con el fiscal anticorrupción de Martínez, habrá otra noticia que sepulte ésta y Martínez no dirá ni mu.

Ojalá al Fiscal Martínez se le pase pronto el dolor de espalda. No importa si le da dolorcito de cabeza y le pone la cara al país. Él y solo él es quien rectora la Fiscalía. No puede pasar de agache. La estrategia anticorrupción debe empezar por casa. Eso lo sabe el más lego en la materia. El déficit ético de esa poderosa institución es un elefante que nadie ha querido ver. Es un aparato burocrático tan gigante como ineficiente en la lucha contra el crimen, particularmente el de cuello blanco. Situación que refuerza la creencia de que en Colombia la justicia es para los de ruana. Para el que se roba una gallina o un paquete de papas fritas. Eso tiene que cambiar.

Sr. Fiscal General Martínez: le acaban de romper los bolsillos de cristal. ¿Tiene algo qué decirnos? Un poco de decoro no nos vendría mal.

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