Venezuela necesita bomberos

Guillermo Pérez Flórez

Hace una semana dije que lo peor en Venezuela estaba por venir. Me ratifico: las cosas pintan muy mal. La intransigencia política, la falta de espíritu democrático y el juego de intereses extranjeros que atizan la hoguera pueden precipitar al hermano país en una guerra civil.

Todo parece indicar que tanto el Gobierno como la oposición tienen un problema de cómo perciben al otro y cómo a sí mismos. En ambos casos existe subestimación del adversario y sobredimensionamiento propio. La oposición subestima la capacidad política y personal del presidente Maduro (gracias a la imagen que él mismo proyecta, de torpe e irreflexivo), y sobredimensiona sus fuerzas (en virtud del respaldo popular e internacional). Algo similar le sucede al Gobierno, cree que puede pasar por encima a la oposición y pulverizarla, y hacer de la suya una causa internacional como lo hizo la Cuba de Fidel en los 60. Ambos están equivocados.

Maduro no está tan débil ni tan solo como lo piensan. Ni lo van a sacar a patadas del poder de la noche a la mañana. A la oposición la hechiza la idea de verlo abandonar Miraflores, por las buenas o por las malas, y ello le resta objetividad. Se han tragado su propia propaganda, y sus amigos extranjeros les han ayudado a que se la traguen. Se confirma el adagio popular: el que aconseja nunca pierde. Uribe y Pastrana han atizado la hoguera porque les conviene para sus intereses electorales en Colombia, pero no piensan en Venezuela ni en las repercusiones que nos pueden sobrevenir. Están jugando con candela.

La periodista Patricia Lara, en su columna de El Espectador, llama a la izquierda colombiana (cita a Petro, Navarro, Cepeda, Samper, Clara y William Ospina) a actuar para evitar que Venezuela se convierta en otra Siria. Les pide hablar con Maduro para buscar caminos de diálogo y que le hagan ver que el país está “fracturado por la mitad” y así es “inmanejable”. Me parece un llamado sensato y desinteresado. La cuestión es que el costo político para quien lo haga puede ser muy grande. Maduro es un personaje altamente impopular en Colombia, y quien se le acerque corre el riesgo de incinerarse. Pero estoy totalmente de acuerdo con Lara, los peligros que se ciernen sobre Colombia son muy grandes. Una guerra civil en Venezuela nos puede pegar muy duro.

Así, me surge una curiosidad: ¿por qué Santos aumenta el presupuesto de defensa, si se supone que se acabó el conflicto armado en Colombia? ¿Se prepara para un escenario catastrófico en la vecindad? No suena lógico que en un escenario de posconflicto se incrementen los gastos de defensa. Es verdad que subsisten amenazas y riesgos... pero ¿tanto como para aumentar el presupuesto de Defensa en un 8,2% a pesar de que el total se redujo en un 3.1%? ¿Alguien puede explicar?

El momento histórico exige bomberos, no pirómanos. Me sumo a la voz de Patricia Lara. Esto mostrará quiénes son estadistas y quienes simples politicastros.

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