¿Regresará la guerra?

Guillermo Pérez Flórez

¿Existe la posibilidad de que volvamos a la guerra, como se lo advirtió al país un General retirado hace unos días? El solo pensarlo estremece. Sin embargo, tal posibilidad existe, según nos lo indican los hechos, no es una simple conjetura.

En primer lugar, está el asesinato de líderes sociales. Los están matando como a moscas, de forma cobarde y miserable, esto debería avergonzarnos a todos como sociedad. Además, refuerza la idea de ausencia de garantías para el activismo político o social legal, que históricamente ha constituido un elemento legitimador de la utilización de las armas. Esa percepción, ese convencimiento empujó a Manuel Marulanda y a otros campesinos en los años cincuenta a tomar las armas en busca de protección, y nos costó un conflicto de más de medio siglo.

Tras los diálogos de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y las Farc surgió un partido político denominado la Unión Patriótica (UP), que alcanzó varias curules en el Congreso. El asesinato sistemático de sus líderes legitimó el regreso a las montañas de ‘Iván Márquez’, quien era representante a la Cámara. Esto podría repetirse, según se desprende de la decisión de Márquez de no tomar posesión de su escaño como senador, alegando precisamente ausencia de garantías. Este hecho no debería pasar inadvertido, máxime cuando existe un presunto plan para reactivar las Farc como organización armada, a partir de las estructuras disidentes, según lo reveló la revista Semana hace unos días. Los grupos disidentes tienen poco crédito y carecen de un mando político unificado, se les asocia con delincuencia dedicada esencialmente al narcotráfico y a otros negocios criminales, pero estarían felices de reconocer la jefatura de Márquez o de cualquier antiguo miembro del secretariado, por el alto valor simbólico que esto tendría. Dios quiera que nunca llegue a darse, pero no son pocas las voces que piensan que el proceso de paz con las Farc es un proceso fallido, entre ellas el ELN.

El presidente electo Iván Duque va a tener en este punto, su primera prueba de fuego. No puede permitir que los acuerdos de paz se le deshagan en sus manos y que se generalice la percepción de esto obedece a un incumplimiento del Estado. La comunidad internacional y el país están expectantes. No creo que ni siquiera el mismo Álvaro Uribe quiera cargar con el peso histórico de ser el principal obstáculo para la paz, como recientemente lo afirmara un prestigioso periódico estadounidense. La copiosa votación recibida por Duque no puede interpretarse en clave de rechazo a los acuerdos de paz. De ninguna manera. No podemos darnos el lujo de reeditar una etapa nefasta y dolorosa para el país. El llamado del presidente Juan Manuel Santos a proteger una paz naciente, efectuado en su último discurso ante el Congreso es correcto. Consolidar la paz es la prioridad nacional, en eso no podemos equivocarnos. Coquetearle a la violencia es un error que cobrará con creces la historia. Depende de todos los colombianos que no regrese la guerra. Nadie puede ser indiferente a este reto.

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