Santos: entre sumas y restas

Guillermo Pérez Flórez

¿Fue Juan Manuel Santos un buen presidente? Difícil contestar. Por varias razones, comenzando porque en Colombia es también difícil eso, ser buen presidente, y porque habría que hacer sumas y restas para ver el resultado.

Si es por el proceso de paz con las Farc, yo diría que fue buen presidente. La disminución del conflicto armado es evidente. Como se ha dicho en múltiples ocasiones, sobran camas en el Hospital Militar, así no le guste a algún General nostálgico y anhelante de que vuelva la guerra. La paz será su gran legado. Esta Colombia es mejor que la que recibió en 2010. Suma. Si es por la implementación de los acuerdos de paz, mi respuesta es que no fue buen presidente. Tampoco malo, regular. Queda uno con la percepción de que su gobierno no se preparó para la paz, y que él le faltó capacidad para conducir el posconflicto e implementar lo acordado. Resta.

En salud, el balance es agridulce. Vimos a un excelente ministro luchando contra grupos poderosísimos (EPS y farmacéuticas) que convirtieron la salud en un negocio fabuloso, a costa del pueblo. La regulación de precios fue positiva, las farmacéuticas tienen a los colombianos como vacas lecheras a las que ordeñan a diario, basta comparar lo que se paga aquí y en otros países por algunos medicamentos, en ciertos casos hay diferencias del 200 por ciento, en contra nuestra. Un atraco. Y lo digo con conocimiento de causa, personalmente he hecho la comparativa con España. Alejandro Gaviria dio una pelea casi en solitario durante seis años y Santos lo respaldó, de manera que eso lo salva. Mejoraron los indicadores de salud: mortalidad infantil, mortalidad materna, desnutrición crónica y embarazo adolescente. Suma.

¿En economía? A pesar de que ésta sufrió (por cuenta de la caída de los precios del petróleo), uno de los peores choques externos, hay que reconocer que Cárdenas logró capotear el temporal y dar estabilidad. Lo malo, muy malo, fue que descargó el peso de la crisis sobre las clases medias y populares a las que hizo apretarse el cinturón (subió el IVA del 16% al 19%; bajó los rangos de tributación y clavó a los empleados de ingreso medio y bajo, y a las pequeñas empresas). Quitó muchas de las abusivas y costosas exenciones otorgadas por el gobierno de la “confianza inversionista”. Fue un presidente regular. Suma y resta.

Los peores campos, justicia y lucha contra la corrupción. Tuvo siete ministros (si se cuenta a Vargas), algunos de prestigio, que no alcanzaron a formular e implementar una política. Cartel de la “toga”, escándalo en la Corte Constitucional, disfunción del sistema, se raja. Resta. En educación, mejoramos. Igual que en infraestructura con las vías 4G, pero en las terciarias el país sigue en el siglo XIX. Regular, tres cuartos. Suma y resta.

El espacio se agota y el ejercicio es largo. Digamos que fue un buen presidente y que espero que sus falencias como presidente las compense como expresidente. Mucho le agradeceremos si guarda silencio… y no jode tanto.

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