¡Desplumados!

Guillermo Pérez Flórez

Una de las acusaciones que el Centro Democrático hiciera del presidente Santos fue la de ser derrochador, gastar a manos llenas. De allí que me resulte inentendible que el presupuesto nacional presentado por la administración Duque al Congreso Nacional, haya sido incrementado en 10.5%, cuando la inflación fue de solo un 3.8%. Para 2018 el presupuesto nacional fue de 235 billones, y el aprobado para 2019 es de 258,9 billones de pesos (23,9 billones más). ¿En dónde quedó la promesa de austeridad en el gasto público? Las cosas se hicieron al revés. Antes de aprobar el presupuesto ha debido pensarse de dónde y cómo iban a salir los recursos. Además, vuelvo a insistir, no se está debatiendo sobre las exenciones tributarias acumuladas durante los últimos sesenta años. Se habla poco de esto. El proyecto de Ley de Financiamiento (Reforma Tributaria) ha puesto al descubierto el ADN del ministro Carrasquilla, esencialmente alcabalero, recaudatorio. No es sino examinar la propuesta de impuesto a las pensiones, absolutamente confiscatorio. ¿Qué margen de maniobra tiene un pensionado? Considerar una pensión de 7 millones de pesos, como una pensión alta, es un absurdo. Y todo para poderle bajar la tributación a las empresas. La rebaja de impuestos a éstas debería ser escalonada, y supeditada a la creación de empleo o de mejoramiento de las capacidades tecnológicas y competencias laborales, no rebajar por rebajar.

Además, esta reforma va a estimular la subcultura de la evasión. No pedir ni dar factura, para defender el ingreso familiar. Pésimo efecto, en un país cuyas laxitudes morales le han salido tan costosas y al que la corrupción lo tiene carcomido. La ley fiscal que aprobará el Congreso, a pesar de los reparos efectuados, entraña graves perjuicios económicos para los sectores medios y populares, que verán envilecidos sus ingresos. Entre esta política fiscal y la devaluación, están empobreciendo día a día a los colombianos del común. Es hora de que la fiscalidad sirva no para ampliar y consolidar la desigualdad económica, sino para atenuarla. De otra parte, hay que evaluar la efectividad de los subsidios, que deben tener como criterio contribuir a redistribuir el ingreso, pero también como contrapartida la superación de la pobreza, para que estos no se perpetúen. En otras palabras, se trata de ayudarle a los pobres extremos a que salgan de ella, no estimular su permanencia en ella. El llamado hueco fiscal más que legado de la administración Santos es una invención del ministro Carrasquilla. ¿Cuál será la diferencia entre esa administración y la de Duque? Sencillamente, que la actual gastará más que la anterior, a costa de desplumar a los colombianos de ingresos medios y bajos. Esta reforma coincide con las mayores exigencias por el ingreso a la Ocde.

El país reclama nuevas Manuelas Beltrán. Ojalá surjan, con ocasión del bicentenario de la Independencia. Hay que estar muy atentos a cómo votan nuestros representantes en el Congreso de la República. El que la hace, la paga, suele decir el presidente Duque. Los ciudadanos debemos atenta nota.

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