La campaña por la alcaldía de Bogotá, el segundo cargo de elección popular más importante de la República y el principal referente político del país, acaba de conectarse con la ciudadanía. La razón: el empate técnico entre Claudia López, de la Alianza Verde y el Polo Democrático, y Carlos Galán, inscrito por firmas, quien ha centrado la estrategia en su condición de independiente. El país tiene puesta su mirada en Bogotá, pues se juegan más cosas que la alcaldía.
Hasta la semana pasada, Claudia López era favorita en todas las encuestas y se le creía imbatible. Las cosas hoy tienen otro cariz. Ella está bajando y los demás subiendo. ¿Por qué este cambio? Fundamentalmente, por el estilo político de Claudia, ella no habla, grita. Existe en su tono una dosis de violencia verbal del cual muchas personas están hastiadas. Su vehemencia se transforma en arrogancia, habla ex cátedra, y eso ya no gusta.
Por contraste, Galán ha hecho de su talante ponderado una virtud, sin excesos verbales ni descalificaciones. Hay contraste y la ciudadanía lo está premiando. En Bogotá y en Colombia, cada día son más quienes quieren una nueva manera de conversar, sin estridencias, sin fanfarronería ni agravios.
Este estilo no anula la controversia, por el contrario, la revaloriza porque la cualifica. La palabra se inventó para aproximar a las personas, no para distanciarlas. Galán está sepultando la polarización, magnifica noticia para el país. Existe una tendencia creciente de ciudadanos que descreen de los políticos sabelotodo, Galán está leyendo esto con acierto y hace ejercicios de humildad.
Decidió visitar las sedes de los otros candidatos para escucharlos y ver qué cosas de lo que plantean podrían complementar su programa de gobierno. Esto nunca se había visto. Me pareció arriesgado, pues podría malinterpretársele, pero Galán más que un programa, está proponiendo un estilo, y como sabemos, “el estilo es el hombre”. Le está dando a la campaña su impronta personal, enviando el mensaje de que será un alcalde dispuesto a escuchar y hablar. Sutil contraste con el alcalde anterior y el actual.
Tres factores explican su crecimiento. 1. Presentarse como independiente, alejado de los partidos. Actualmente, el 70% de los ciudadanos afirma no sentirse representado en ningún partido. Un triunfo suyo, tendría implícita una descalificación a los partidos que existen y a su forma de hacer política, basada principalmente en transacciones mecánicas, sin contenido programático. 2. El talante de lo que ya he hablado; y 3. Su apellido. A los hijos es mejor legarles respetabilidad antes que fortuna. La herencia moral de Luis Carlos Galán está más viva que nunca y esto se está reflejando en la campaña.
Si Galán gana en Bogotá puede abrirse un nuevo ciclo político en Colombia, con líderes que se desmarcan de los partidos, toman distancia de ideologismos trasnochados y ponen al ciudadano en el centro de las preocupaciones del aparato estatal. Si Galán gana en Bogotá, muchas personas querrán imitar su ejemplo y apostar por rescatar la política para los ciudadanos, quitársela a las “industrias electorales”, que son fuente de violencia y corrupción. ¡Bogotá para la gente!
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