Una de las grandes equivocaciones que hemos cometido los colombianos es que al contar nuestra historia prevalecen las derrotas, la violencia y lo luctuoso, de una forma tal que induce a pensar que es lo único que ha sucedido en estas tierras. Es el relato de la fatalidad. Y para terminar lo que pareciera ser un propósito casi satánico, las únicas victorias que celebramos son las de tipo militar.
El hecho no tiene antecedentes. Es la primera vez que un expresidente de la República en Colombia es llevado a juicio por delitos comunes, presuntamente cometidos fuera de su cargo.
La oposición al gobierno del presidente Petro acaba de anotarse una victoria, al hundir la reforma a la salud. Sin embargo, creo que se ha pegado un tiro en un pie.
Con este sugestivo y poético eslogan se llevó a cabo en el Tolima el trigésimo noveno Festival Nacional de Música colombiana. Certamen cultural que año a año se supera a sí mismo, gracias al tesón y a la pasión que Doris Morera de Castro y su equipo de colaboradores le infunden. Frente a actividades como esta solo puede uno ponerse de pie y aplaudir.
Colombia tiene una nueva fiscal general: la penalista Luz Adriana Camargo Garzón. Y, cómo es apenas natural, se abre una luz de esperanza con respecto a que la suya disminuya los vergonzosos índices de impunidad existentes y recupere la credibilidad en la justicia, hoy, lamentablemente por los suelos. Que sea una justicia totalmente despolitizada, y que se derrote, de una vez por todas y para siempre, el viejo adagio de que la justicia es “para los de ruana”.
El presidente Petro acaba de alborotar el avispero al proponer una Asamblea Nacional Constituyente. Un claro indicador de que se siente acorralado por la oposición, no solo en el Congreso de la República, en donde sus reformas parecen no tener futuro, sino en otros espacios institucionales. Cree que le quieren poner una camisa de fuerza para maniatarlo y hacer inviables sus reformas.
Bernard Crick, politólogo inglés, escribió hace años un libro, ‘En defensa de la política’, en el cual postula que el sentido y finalidad de esta no es otra cosa que la búsqueda del acuerdo. Es decir, se hace política para llegar a acuerdos, que es lo que les permite a las sociedades avanzar, gracias a que posibilitan la cooperación y el entendimiento entre personas que ni siquiera se conocen.
Es inconcebible que Ibagué, un municipio con una riqueza hídrica sin par, con ríos, quebradas y caños, con uno de los acuíferos más grandes del país (el cual comparte con Alvarado, Piedras, San Luis y Coello) y un alto índice de precipitación de aguas lluvias (1.691 mm al año), tenga problemas de abastecimiento de agua.
Madrid y Cali serán las sedes de dos eventos de trascendencia mundial: el XX Congreso Botánico Internacional (CBI) en julio, y la COP16 sobre Biodiversidad en octubre, respectivamente. Son citas que revisten especial significado para el planeta, y de manera particular para Colombia.