En buena hora se acabó la presidencia de José Darío Salazar en el Partido Conservador, hace mucho tiempo el Conservatismo no tenía un dirigente tan mediocre como él. En manos de este señor, el Partido por poco y se acaba, le faltó compromiso con las regiones, nunca conoció lo que realmente allí ocurría. Y ni hablar del actual Presidente del Senado.

Los resultados de la pobre gestión de Salazar así lo demuestran y, aún peor, su falta de vocación de poder y de deseo de cambio. Inclusive ni siquiera se pudo mantener el liderazgo parlamentario que se tuvo en los dos periodos del gobierno anterior, mucho menos la iniciativa que se tuvo en el periodo Pastrana con programas como Familias en Acción o la Banca de las Oportunidades.  

Con la salida de Salazar, llegó a la Presidencia el senador Efraín Cepeda, quien ya en el pasado había estado al frente de la Dirección Nacional del Partido y quien sí tiene talla de dirigente nacional. Me atrevo a pensar que con Cepeda el Partido Conservador tendrá una mirada distinta de la realidad nacional y recuperará su vocación de poder. Inclusive él mismo, en su discurso de posesión, tituló a su gestión como el “resurgir conservador”.

Así las cosas, el reto de Efraín Cepeda al frente de la colectividad azul no es, para nada, sencillo. Creo que su tarea inicial será reagrupar las vertientes de los partidos y llegar, así, a la unidad.

Y coherente con su origen pastranista, la base para esto será la corriente de dirigentes regionales, congresistas y ministros del expresidente Andrés Pastrana. No hay que olvidar que además de Cepeda y otros senadores y representantes, actualmente en el gobierno de Juan Manuel Santos hay cuatro ministros cercanos al expresidente y que inclusive el propio Santos fue ministro de Pastrana.

Con respecto a la vocación de poder, es claro que el anuncio del presidente Santos de no estar obsesionado con la reelección invita al Partido Conservador a buscar su candidato y de la baraja de ministros, excandidatos y congresistas podría salir el próximo candidato a la Presidencia de la República.

Un reto natural de un partido es la agenda política, que expresa los intereses de sus militantes, por lo que creo que con Cepeda la agenda será más mundana y se preocupará por temas como la pobreza y la calidad de vida. Obviamente, sin dejar de lado a algunas propuestas que han sido connaturales al conservatismo, como la defensa de la vida y la misma Ley de Tierras.

Desde ya se anuncia el congreso ideológico del Partido Conservador para el próximo mes de febrero, situación que llama a que los dirigentes regionales preparen su participación en dicho evento, con el fin de que las conclusiones que de allí salgan estén llenas de legitimidad y de propósitos de unidad institucional.