El ocaso de los partidos políticos

La última gran encuesta publicada por la revista Semana da cuenta que el pesimismo es una sensación mayoritaria en el país;

el 68 por ciento de los encuestados piensan que Colombia va por mal camino, y como quiera que estos afirman que su situación personal está mejorando, la causa de esta opinión pareciera no ser por problemas económicos sino por la desazón generada por los resultados de los liderazgos políticos.

La actuación del establecimiento en el caso de la reforma a la justicia dejó mucho que desear en los ciudadanos colombianos y ha acelerado el ocaso de los Partidos.


Los Partidos políticos en Colombia, y en particular los partidos políticos emergentes, pasan por un momento crítico que anuncia su desaparición o por lo menos una notable merma en sus opciones reales de acceder al poder público.


El año pasado la crisis la vivieron el Polo y el Verde, este año el turno es para la U y después de haber sido considerados como una opción política importante se están convirtiendo solamente en agencias políticas para entregar avales.


Desafortunadamente para el país y debido a nuestra tradición sociocultural, los colombianos hemos construido un estado de las cosas políticas caracterizados por el caudillismo y los liderazgos personales a costa del debilitamiento de las instituciones políticas; un claro ejemplo es la creación del Partido de Unidad Nacional bajo la sombra de Álvaro Uribe y de Juan Manuel Santos.


El distanciamiento de estos dos conllevará al debilitamiento del Partido e inclusive a su liquidación en el mediano plazo.  

La complejidad de la situación de los Partidos es grande; a medida que se fortalecen los caudillos los Partidos políticos se debilitan, y cuando los caudillos se debilitan los Partidos políticos también.  

Los partidos históricos, los cuales debido al cansancio popular y a la estrategia de la moda política de los partidos emergentes, han tenido que conformarse con solo acceder a algunas instancias del poder, renunciando a la vocación de poder, convirtiéndose en fuerzas políticas de apoyo a lideres externos.


Son partidos débiles que intentan sobrevivir y que ven como día tras día tienen menos afiliados y adeptos, logran subsistir gracias a su presencia regional.


Los partidos emergentes, se han establecido bajo un cacicazgo particular y operan como agencias electorales, han logrando bajo las expectativas del acceso al poder crecer mediante el transfuguismo de líderes tradicionales desde los partidos políticos y la llegada de nuevos actores políticos quienes no se diferencian mucho de los anteriores.


Son partidos débiles que dependen de la imagen del líder central y la posibilidad de entregar recursos desde el poder público.


Así las cosas, comenzando la segunda década del siglo veintiuno, los Partidos políticos sufren del mismo mal, por lo que requieren reformular su visión y plantear una nueva estrategia de acción si desean recuperar la credibilidad de parte de los ciudadanos.


De no ser así los movimientos populares emergerán conllevando a cambios institucionales y a la misma concepción de democracia.    

Credito
JAIME EDUARDO REYES M.

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