Una de las principales tareas del Tolima es disminuir su desigualdad; el coeficiente Gini del 2011 para el departamento -0.53- muestra que la desigualdad es una de las más altas de un país que lidera este deshonroso escalafón con un coeficiente de 0.54. Las sociedades con mayor igualdad tienen un coeficiente de 0.3 y las más desiguales de 0.5.

La teoría económica y la ciencia política muestran que los gobiernos y sus políticas económicas y para la educación son responsables de la desigualdad, por no hablar de las costumbres corruptas de algunos gobernantes. Cada peso que se pierde o se invierte equivocadamente aumenta la desigualdad, disminuye las oportunidades y erosiona la democracia. 

Joseph Stiglitz afirma que tenemos un sistema político que concede un desmedido poder a los de arriba, y estos han utilizado este poder no solo para limitar el alcance de la redistribución, sino también para conformar las reglas del juego en beneficio propio y para arrebatarle al público lo que solo podría calificarse como grandes regalos. Estoy de acuerdo con él.

Esta situación es evidente en Colombia y en el Tolima. Ya nos acostumbramos a los regalos presupuestales de los gobernantes, ellos ya aprendieron a manejar nuestros recursos como si fueran de su propiedad, siendo lo peor de esto que muchos están convencidos que dicha situación es irreversible a tal hecho que se está reeditando la política familiar. La democracia pasa por un momento de clímax de la desigualdad.   

Se ha creado al pasar los años un círculo vicioso en donde al aumentar la desigualdad se tienen menores oportunidades reduciendo los niveles de igualdad.

También existe una trampa de pobreza relacionada directamente con la desigualdad, la cual consiste en que las desigualdades en los ingresos y el nivel educativo de los padres se traducen directamente en las oportunidades de educación y movilidad social para sus hijos.  

Esta situación se expresa inclusive en los primeros años de pobreza de estos niños caracterizados por restricciones en la alimentación y los servicios de salud, lo que se traduce directamente en bajos niveles de nutrición y de salud.

El papel más importante del gobierno es diseñar reglas de juego e instituciones que contribuyan a aumentar las condiciones para la igualdad; financiar programas de atención a la familia para generar mayores ingresos y empleos, aumentar el acceso a la educación y aseguramiento social de niños y jóvenes, y atender a la población adulta desprotegida mediante programas de seguridad social.

Infortunadamente, en palabras de Stiglitz, hemos creado un sistema económico y social y una política donde, en un futuro, las actuales desigualdades con toda probabilidad no solo se perpetuarán, sino que se exacerbarán: podemos prever para el futuro una mayor desigualdad tanto en capital humano como en capital financiero.

En lo personal creo que debemos luchar porque esta predicción no se vuelva realidad. Es hora de pensar en un modelo alternativo para la igualdad, que combata la pobreza de largo plazo, que genere ingresos de largo aliento, para ello habrá que cambiar muchas costumbres políticas y paradigmas económicos.