Es costumbre en nuestro país hacer un análisis del los Gobiernos electos cuando cumplen sus primeros cien días, un poco en la lógica popular que reza “en el desayuno se sabe cómo va a ser el almuerzo”.
Para el caso de Ibagué, la administración está en manos de Guillermo Alfonso Jaramillo, un experimentado político y curtido funcionario público. Tal vez esa fue una de las características que más influyeron en el electorado ibaguereño para que se le eligiera como Alcalde de la Ciudad Musical.
El recorrido público de Guillermo Alfonso y sus buenas relaciones con la clase dirigente en Bogotá permitía advertir que un mandato de él podría tener acompañamiento desde la capital del país. Al llegar a los primeros cien días las evidencias muestran que esta premonición es cierta.
Los hechos de gobierno adelantados por la administración municipal y algunos de los resultados alcanzados hasta ahora confirman que así ha sido. No voy a escribir en esta columna de dichos resultados, en cambio los invito a leer el juicioso análisis que se hizo ayer en este diario y que se titulo “Acá hay una administración que gobierna con todo el corazón pero con mano fuerte”.
Y entonces, ¿cómo será el almuerzo? No hay duda que la administración seguirá siendo polémica, y es de esperarse porque Guillermo Alfonso es un hombre frentero, que dice lo que piensa y actúa en consecuencia, siempre defendiendo los intereses de las ciudad y sus habitantes.
Las acciones de gobierno en estos primeros meses dan cuenta que su gobierno es uno de línea social, el interés, como se puede observar con los ejemplos adelantados en educación, salud y bienestar social, es la calidad de vida de las personas y la necesidad de inclusión de miles de ibaguereños que durante muchos años han sido alejados de las posibilidades de desarrollo humano.
Los pactos firmados el pasado sábado con la comunidad Lgtbi, los indígenas, los afrocolombianos de Ibagué, los taxistas y motociclistas, los ambientalistas, los trabajadores, dan cuenta que el gobierno municipal será uno participativo. Jaramillo entiende con acierto que el destino de la ciudad puede ser mucho mejor si se hace con la participación de la gente.
El Alcalde está recuperando para el gobierno y en particular para la acción pública la confianza de los ibaguereños, así lo muestran las encuestas que sin lugar a dudas lo ubican en una posición en la que ningún alcalde estaba desde hace muchos años, pero como él lo ha dicho esta situación es compleja porque el reto es mucho mayor.
Finalmente, este gobierno está dando ejemplo de lo que es trabajar sin descanso y de manera honesta, los ibaguereños podemos estar tranquilos que en esta administración no se van a robar la plata, que lo poco o mucho que haya para invertir no se irán para paraísos fiscales ni para montar nuevos proyectos de emprendimientos personales.
En estos cien días la conclusión es que Ibagué está cambiando para bien y que la gente cree en su alcalde.
Comentarios