Capacidades territoriales para el desarrollo

Jaime Eduardo Reyes

Hoy somos más de 550 mil ibaguereños, las demandas de bienes y servicios públicos se han multiplicado en los últimos años, nuestra ciudad se mantiene estancada y la situación económica de los ibaguereños no es buena, las cifras e indicadores así lo demuestran.

El ingreso promedio de los hogares, 734 mil pesos, es menor al salario mínimo, hay 103 mil pobres y 14 mil en condición de pobreza extrema; la informalidad del trabajo lo viven aproximadamente el 55 por ciento de las personas ocupadas, es decir 135 mil ibaguereños diariamente están en el rebusque; la tasa de desempleo es de las más altas entre las ciudades intermedias y áreas metropolitanas, 12,9 por ciento, aproximadamente 36 mil ibaguereños están desocupados; además, hay 55 mil personas, que buscando mejores trabajos, no están satisfechos por el número de horas que están contratados, porque estudiaron para otros oficios y trabajos y no consideran justa su remuneración; otros 150 mil ibaguereños se han conformado o les toca conformarse con el subempleo que tienen; la inequidad económica, la concentración de la riqueza es aún muy alta y persisten evidentes divergencias económicas entre sectores, lo que al final se traduce en inseguridad ciudadana; es preciso señalar que muchos ibaguereños sobreviven gracias a la economía popular, ocultando durante muchos años el fracaso de la política de empleo en Ibagué.

En Ibagué, las medianas y grandes empresas son muy pocas, las industrias manufactureras son escasas, los apoyos al emprendimiento son limitados, la dinámica e innovación empresarial es muy baja, y en los ultimos años la dificultad para hacer negocios ha aumentado. Ahora bien, conociendo esta realidad, y presionados por la necesidad de mejorar las condiciones institucionales, económicas y sociales en nuestra ciudad, ¿Cómo impulsar el desarrollo de Ibagué, siendo consecuente con dicha realidad? ¿Cuáles son las nuevas acciones que se necesitan para salir del estancamiento en el que nos encontramos? ¿Cómo nos salimos del círculo vicioso en el que giramos durante los últimos años?

En primer lugar, una condición no negociable es la austeridad y la honestidad de los gobiernos; en segundo lugar, se requiere el fortalecimiento de las instituciones y tener reglas de juego claras y sostenidas en el tiempo; el impulso a una economía de mercado dinámica y social también es fundamental.

Y es precisamente en este campo donde surge la demanda de las nuevas capacidades territoriales para el desarrollo: Creatividad, Innovación social y Sostenibilidad Ambiental. Estas capacidades territoriales se crean desde la educación, la ciencia y tecnología, y el desarrollo de talentos. No cabe duda que liberar el talento de los ibaguereños, además de una oportunidad económica, es una necesidad del espíritu, por lo que apoyar el desarrollo de capacidades humanas es la tarea.

ÓPTICA PERIODÍSTICA

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