Los accidentes de tránsito

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

Nos encontramos transitando el período 2011 - 2020 que ha sido declarado “la década de la seguridad vial” a nivel mundial.

Debe ser un motivo para abordar temas y cifras sobre los accidentes de tránsito que tantas muertes están causando en todo el mundo, convirtiéndose en un problema de salud pública, sobre el cual todos debemos intervenir.

La Organización de las Naciones Unidas, reporta un estimativo del impacto económico de las colisiones de vehículos y lo calcula en más de 500 millones de dólares y un porcentaje entre uno y tres por ciento del PNB (Producto nacional bruto).

En Colombia, la falta de seguridad vial, le cuesta al país seis billones de pesos al año, por el mal estado de las carreteras, según informe del 30 de octubre de 2013; asombran las cifras económicas pero más escabrosos son los índices de mortalidad que convierten el flagelo en un problema social, teniendo en cuenta que en Colombia cada 85 minutos muere un colombiano, según cifras reportadas en el Séptimo Seminario de Seguridad Vial, 2013.

Los más vulnerable a los accidentes son los transeúntes, los motociclistas y quienes se desplazan en bicicleta; en Colombia hacen falta espacios de protección para el ciclista que fácilmente es arrollado por un insensato conductor que no piensa que ese deportista o trabajador podría ser su hijo y merece protección.

En Ibagué los conductores de busetas parece que condujeran con odio, no respetan los vehículos pequeños y mucho menos los semáforos poniendo en riesgo diariamente la vida de pasajeros y automovilistas. El Instituto de Medicina Legal de Colombia reporta para 2013, 202 muertes en accidentes en el Tolima, de ellos 73 ocurridos en Ibagué, cifras que debieran conmover y hacernos reaccionar a todos.

Ya se cumple un año de la Ley 1696 del 19 de diciembre de 2013, aprobada por el Congreso de la República, “mediante la cual se dictan disposiciones penales y administrativas para sancionar la conducción bajo el influjo del alcohol u otras sustancias psicoactivas”, que además sanciona con altas multas como lo reflejan los datos que suministra la Policía. Con grado cero de alcoholemia hasta tres millones de multa y con grado tres, el más alto, hasta 28 millones de pesos en multas y la suspensión de la licencia de conducción por 10 años o en forma definitiva.

¿Cuál ha sido el verdadero impacto tras un año de la implementación de esta norma? Porque los casos continúan y asesinos al volante pagan en su casa la condena como en el caso del conductor menor de 25 años que hacía “piques” en avanzado estado de alicoramiento, acabando con la vida de tres personas.

Escucho con frecuencia a algunos adultos insistir en que quien aún no han entregado las llaves, tome unas copas que luego con un “pasabocas” elimina supuestamente el olor a alcohol, lo cual me parece un planteamiento perverso de parte de quien se atreve a sugerirlo.

Y ya para finalizar, pasando a un tema más halagüeño, deseo en nombre de mi esposo Luis Eduardo Chamorro, de mis hijos Jonathan Iván y Libia María del Mar Mejía Rojas y en mi propio nombre, una Navidad en armonía total a nivel familiar; que la reconciliación y el amor sean parte del ambiente de cada tolimense, y que el Nuevo Año, sea exitoso para cada núcleo familiar.

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