Quinta Brics

Puede ser que para muchos de nosotros lo ocurrido hace menos de 15 días en Durban, Sur África, no haya sido trascendente e incluso la reunión llevada a cabo allí no tuviera tanto cubrimiento mediático como otros encuentros de ese tipo (tipo G7, por ejemplo).

Puede ser que para muchos de nosotros lo ocurrido hace menos de 15 días en Durban, Sur África, no haya sido trascendente e incluso la reunión llevada a cabo allí no tuviera tanto cubrimiento mediático como otros encuentros de ese tipo (tipo G7, por ejemplo).

Pero lo cierto es que a la llamada cumbre de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) es necesario mantenerle el ojo encima porque entidades multinacionales, expertos en economía y universidades, ya anuncian que para el año 2030 su injerencia, protagonismo y liderazgo será mayor que el de EE.UU., Francia, Alemania, Italia, Japón, Gran Bretaña y Canadá (el G7). 
Pues las llamadas potencias emergentes han logrado sortear con sus propias fórmulas y métodos las crisis que golpean fuertemente a los líderes del capitalismo salvaje, que están siendo víctimas de su propio invento descorazonado.

Hay que recordar que el mercantilismo, el capitalismo y el neocapitalismo, son ideas políticas y filosóficas que son llevadas luego a la economía para ponerlas en marcha. La relación entre política y economía es tan estrecha que determinaciones que se tomen en la primera afectan directamente la segunda; y unos malos resultados de la segunda termina por descuadrar la primera, produciendo muchas veces cambios abruptos en tendencias ciudadanas en favor o en contra de los gobiernos.

Pero en fin, lo destacable aquí es que el llamado grupo de los Brics, creado en 2007 como contrapeso al G7 y cuyo último miembro entró en el 2010 (Sudáfrica), tendría la capacidad de superar económicamente a las actuales potencias económicas en menos de 20 años. 

Es más, se sabe que la nueva apuesta de este joven grupo es convertirse en una especie de alianza estratégica con ejes financieros, de banca, de inversión, políticos y, ¿por qué no? de intereses en defensa comunes.

Por ahora lo que quedó claro es que su  primer interés es tener una especie de banco para el desarrollo que se nutriría de las reservas que tienen dichas naciones. Aquí el mensaje parecería claro, quieren hacerle contrapeso al Banco Mundial y sus imposiciones y recetas financieras –muchas de ellas equivocadas- y que han dado al traste con la economía, el crecimiento, el empleo y el bienestar de los ciudadanos de cientos de países del mundo. El de loas Brics sería un banco a la medida de las necesidades de los países en desarrollo, se le escuchó decir a la actual presidenta del Brasil, Dilma Rousseff.
Si las cosas siguen como van, actuando en bloque, lograrían injerencia en organismo multilaterales como la ONU y su consejo de seguridad, el Fondo Monetario Internacional, la OMC, OIT, entre muchas otras.

Ante esta nueva realidad mundial es hacia allí que países como Colombia, que van en el tercer renglón de la escala de crecimiento y desarrollo en el mundo, debería apostar para mejorar sus índices de crecimiento e ir tomando distancia de los modelos tradicionales y fórmulas aplicadas hasta el momento, que nos siguen abriendo más y mayores brechas sociales.  

Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ–Gersan

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