Hay que rescatar y destacar que en nuestra ciudad, en especial nuestras universidades, estén haciendo apuestas por productos de difusión de la cultura y las actividades más modernos, mejor presentados y que condensen la importancia de seguir rindiendo tributo a la palabra.

Ese es el caso del libro recientemente editado por la Universidad del Tolima en su programa de Comunicación Social y la Fundación Abrapalabra, que busca recordar el valor que tiene la oralidad. 

En su primera edición -espero- rinden homenaje un grande de la palabra: el Indio Rómulo, quien en realidad se llama Rómulo Augusto Mora Sáenz, personaje que durante 50 años enriqueció la palabra. Su vida, su aporte a la cultura y su paso por la prensa, la radio y la televisión están allí exquisitamente narrados por alumnos y profesores que dieron forma y cuerpo al libro. 

Ese es realmente un muy buen ejemplo y un aporte que hace la universidad pública en la construcción de memoria histórica colectiva con personajes de la idiosincrasia del país. Les recomiendo una lectura a Vida de Palabras (aunque los autores lo escriben todo pegado).

El otro instrumento comunicativo que vale la pena rescatar aquí es la nueva imagen que está estrenando Árbol de Tinta, que por varios años fue el periódico institucional de la Universidad de Ibagué y que cambió su formato a revista.

Esos son cambios que valen la pena. Cualquier despistado podría pensar que se trata simplemente de usar otro tipo de papel, modificar el tamaño, la fuente de las letras, la ubicación de las fotografías y la titulación. Pero lo que se ve es que es una apuesta por hacer un producto mucho más llamativo y agradable visualmente que invite a la lectura y a coleccionarlo.

También se nota -creo no equivocarme- que sin perder su sentido institucional de contar los acontecimientos universitarios desde la óptica académica, apostará por incluir nuevas temáticas, protagonistas, posiciones que enriquezcan el debate público, y géneros periodísticos como crónicas, reportajes, entrevistas y perfiles informativos y humanos para seguir contribuyendo en la construcción del desarrollo regional.

A quienes nos gusta la docencia, el enriquecimiento intelectual de las ideas, la posibilidad del debate argumentativo y podemos compartir con las nuevas generaciones de ibaguereños y colombianos en la dinámica alumno-profesor, no nos queda más que reconocer el esfuerzo de las universidades para que este tipo de publicaciones se den.

Ojalá sean un buen ejemplo para que muchas otras lancen sus órganos informativos al ruedo de sus comunidades estudiantiles y académicas, y lo hagan a través de las nuevas tecnologías de comunicación e información, aprovechando esa gran plataforma que es el ciberespacio. Sé que la CUN ya inició el camino con el programa radial virtual Al Ruedo', del que espero contarles más adelante en detalle.